domingo, 28 de junio de 2009

Spooools


un elemento que se le perdió a Sam B. sobre las cintas de Krapp es la tendencia que tienen los rollitos a enredarse, a que se les quiebren los soportes, a cortarse, a desmagnetizarse, a convertirse en registros deshilachados de un pasado que parece mucho más arcano que el de las fotos y el de la memoria, espectro ruidoso de seres que no están, o que nunca más volverán a ser



vaya a saber qué resonancias tiernamente siniestras se nos estarán perdiendo cuando pensamos en estos medios técnicos que nos lanzamos a usar cuando escasamente sabemos en qué se convertirán cuando vengamos a buscar sus viejos huesos

viernes, 19 de junio de 2009

Proverbios flamencos - Brueghel

Uno de esos cuadros que obligan al que lo mira a tener ojos infantiles. Es algo que pasa muy a menudo con Brueghel el viejo, sus cuadros tienen algo de travieso, algo del exceso con el que la mirada de un chico solo y aburrido puebla el mundo, que no tiene nada que ver con la inocencia ni con el consumo, esos dos monstruos que quieren pasar por niños.

(click en la imagen para agrandar)

Para quienes no lo conozcan de antemano, todo el cuadro (en serio, todo) es una representación de imágenes literales de dichos. La mayor parte ya son irreconocibles para nosotros, pero si miran bien hay un par que se usan en castellano hoy en día.

jueves, 18 de junio de 2009

Para salir de Devoto

(Post intrascendente. El que avisa no es traidor)

En el colectivo de vuelta de mi última visita a la cárcel de Devoto (en este contexto), con un cansancio infinito que no parecía venir de ninguna parte reconocible, tomé dos decisiones que debí haber tomado hace tiempo: es hora de que me resigne a no seguir con Latín y con Francés este cuatrimestre. Es obvio que mi cursada de oyente de Latín III no está funcionando, no puedo ir nunca y ya perdí registro de lo que sea que esta gente pueda estar dando hace un par de semanas. En todo caso veré de pedirle a una conocida que me preste sus notas como para intentar reintegrarme en el segundo cuatrimestre, con otra agenda y otros tiempos. Y Francés, bueno, la macana es que llegué hasta acá y que pagué dos cuotas, pero lo cierto es que ya de por sí me tengo que ir antes vez por medio, así que mi par de ausencias por enfermedad derivó en que estoy bastante perdida. Sé que si me pusiera y convenciera a la profesora de que me tome el examen igual paso de nivel, pero también sé que eso no sólo implicaría hacer uso de un tiempo del que no dispongo, sino que además desaprovecharía bastante el curso, lo que sería una verdadera pena.
Por el momento, entonces, será cuestión de juntar fuerzas para terminar ese primer borrador manuscrito (el primero de corrido y más o menos coherente, las ideas centrales del trabajo que empiezan a tomar forma) de monografía beckettiana que me espera en el escritorio de al lado, antes de que termine de saturarme con el tema. Históricamente aligerar cargas dejando las cosas que me sirven como cables a tierra nunca me ayudó mucho (lo hice unas pocas veces, con resultados diversamente desastrosos), así que no puedo sino esperar que esta vez sea una excepción.

lunes, 15 de junio de 2009

En pedazos

Si hay una imagen capaz de evocar la sensación que me produce el proceso de redacción de una monografía, esa es la de un juguete que tuve en mi infancia noventosa: la Despelota.
El planteo de una pre-hipótesis, entonces, vendría a ser equivalente al momento de adquirirla: armadita, una bolita de colores, perfecta y sólida bajo la irrealidad del plástico que la protegió en todo su camino hasta las manos de quien se atreve con ella. Hermosa y coherente en su aparente simpleza, más sólida y más cerrada que un rompecabezas cualunque y menos amenazante que un cubo mágico.
Entonces, un buen día, uno se compra la hipótesis-despelota, se la lleva a su casa y la desempaca. Y la coherencia se deshace en gajos de colores. Es la perplejidad desesperante del proceso previo a la redacción: ¿qué se supone que haga con todo eso? ¿No se me habrá caído algo abajo de la cama, no? O también, ¿no sobran piezas acá? Uno mira, mira, manipula las piezas que de golpe se convierten en seis enemigos, parece que a la bolita bonita de la juguetería uno no la va a ver nunca más, y hasta surge la fantasía de tirar todos esos pedazos de porquería a la basura, pero a falta de mejores juguetes uno sigue, insiste, piensa, mira y remira, prueba algunas piecitas juntas que se desarman entre los dedos sin durar más de dos segundos puestas.
Así, por ejemplo, la correspondencia Beckett-Schneider es un hermoso gajito verde, que se balancea al lado de los comentarios blancos de Billie Whitelaw, cruzados descuidadamente con la alegría negra de la directora JoAnne Akalaitis porque el viejo se había muerto y eso le mejoraba las chances de volver a conseguir permiso para representar una de sus obras. Y al lado, un par de artículos variopintos, el rango que va desde una hermenéutica bien enrojecida a comentarios azulados por falta de aire en el cerebro.
Y entonces uno sabe que comienza a tratar de armarla, pero vaya a saber cuándo se podrá estar en condiciones de volver a ver la bolita entera, y seguro que no va a quedar con la misma disposición de colores que tenía en el embalaje, pero no importa, ¡mientras se sostenga! Pero se resiste, se resiste.
Y encima uno sabe bien también que el día que la termine, con un poco de suerte, va a rodar y a parecer sólida de vuelta. Hasta que alguien la deje caer al piso.
O hasta que el movimiento normal del olvido al que uno la mande la desarme, y dos o tres años después uno se quede mirando, perplejo, los cinco pedacitos de pelota en el fondo de una caja y se pregunte cómo se sostuvo eso alguna vez, y adónde cuernos habrá ido a parar el gajo amarillo que no aparece por ninguna parte.

jueves, 11 de junio de 2009

Perlitas de la correspondencia Beckett-Schneider



"I'm afraid I don't know when life begins. I'm still waiting, personally." - Sam B.



"I dream sometimes of all German directors of plays with perhaps one exception united in one with his back to the wall and me shooting a bullet into his balls every five minutes till he loses his taste for improving authors." - Sam B.



"Jean sends her love, also Vicky.
Also our four goldfish named Hamm, Clov, Nell and Nagg." - Alan S.

sábado, 6 de junio de 2009

Porca miseria

El Village Caballito hoy parecía la tapa de una revista de actualidad barata: hordas de Cumbio wannabes por todas partes hablaban a los gritos y se detenían en grupitos chicos por todos lados, especialmente en aquellos lugares en los que podían impedir el paso. Para cuidar mi castigado sentido del oído pasé rápido hacia el Cúspide, que era mi principal objetivo hoy en ese edificio. Ante mis ojos incrédulos se presentó este pequeño espectáculo:



Al parecer se trata de un thriller en el que se cuenta cómo un laboratorio larga un virus de gripe que se convierte en pandemia no sin una dosis de exageración mediática, según pude ver. No es que haya sido una publicación oportunista, ¿no?

Al caso, el escritor, un español cualunque de apellido Caralps, posteó una cuasi-disculpa en su blog, que al parecer se reproduce en los volúmenes fotografiados arriba:
"Cuando escribí esta novela no había ninguna epidemia. Lo que quise hacer fue contar una historia que reflejara algunas de esas preocupaciones que los ciudadanos de a pie tenemos tan a menudo, al leer los diarios y ver las noticias de la televisión.

Terminé esta novela hace dos años, y su publicación estaba programada para más adelante, una fecha algo incierta en un año de crisis. La virulencia de la epidemia de gripe que asola al mundo mientras escribo esta nota, y la impactante similitud entre la realidad de los hechos y la fantasía de mi novela, hizo que mi editora y mi agente se confabularan para publicarla de inmediato. "

De eso al parecer hace algo menos de un mes. 


Cabe preguntarse si los editores españoles no tendrán un stock de libros inéditos sin imaginación listos para ser retitulados y lanzados al mercado cuando el menú periodístico del mes lo permite.