Cuando Harry conoció a Lex
Allá por 2001 fui una alumna de letras novata y tiernita, de esas que salen a la plaza a leer a Joyce en una bella edición de tapa dura en lengua original, pero se creen en necesidad de esconderse en su casa para leer a J.K. Rowling, en una traducción tan mala que ronda lo criminal, lo único a mano gratis en Internet. De ese closet, afortunadamente, salí hace mucho, y este blog es una buena muestra de ello.
Con el tiempo y las relecturas, fui juntando ideas respecto de Harry Potter y lo amargo de sus desventuras, y ganas de sistematizarlas, pero me faltaba el tiempo y el espacio para ordenar mi cabeza y sentarme a escribir. Finalmente la querida revista Luthor pudo convertirse en el lugar indicado para algunas de esas inquietudes, que desde el lunes pasado pueden leerse acá.