domingo, 24 de mayo de 2009

Audio

(post no apto para cualquiera)

Una tarde entera sentada en distintos puntos del parque Rivadavia. Lo que puede escucharse abajo hay que imaginarlo en contexto: uno de los pocos bancos con sombra a las 3 pm, una señora de unos setenta y pico con un changuito con libros (en algún momento me comentó con entusiasmo que acababa de comprarse una novela sobre unos castratti) y un promotor del Shopping Caballito, que se acercó a promocionar actividades para la tercera edad. Yo, mientras tanto, intentaba leer un libro sobre puestas de Beckett. Vaya combinación oportuna.
Grabé un fragmento. Me arrepentí un poco de haber cortado la grabación, lo más interesante vino después, con el comentario sobre el desalojo de la Huerta Orgazmika. La que de tanto en tanto canturrea un poco, si les alcanza el oído para escuchar eso, soy yo. 


sábado, 23 de mayo de 2009

A full fortnight's agony

Bien, ya entregué y defendí mi monografía sobre A tale of two cities para Literatura del Siglo XIX. Todo se resolvió con una tarde de nervios, una página en la libreta y ocho centésimas más para mi promedio, que empieza a lucir más o menos decente. 
Quedan dos monografías más. Las dos de seminarios. Tal vez debería tomarle la idea a esta muchacha, pero me gusta demasiado dejar a mi ello sueltísimo. Y no suelo robar ideas ajenas muy seguido.
Igual no voy a perder la posibilidad de torturar a mis cinco lectores con las sobras de mi trabajo académico. Por lo que estoy viendo, es muy probable que, a diferencia de lo que ocurrió con Dickens, caiga una cantidad significativa de material semidescartable al blogcito: por una parte, Beckett tenía un sentido del humor más retorcido, y una tendencia al fragmento suelto que Dickens nunca tuvo. Por otra, mi monografía dickensiana era un trabajo muy organizado y puntual, casi desde el principio, pero para la beckettiana tendré que andar un poco a tientas y encontrar mi camino a los tumbos. Creo que en una quincena, o tres semanas como mucho, tendría que poder entregarla y dedicarme a la última, un trabajo sobre Chrétien de Troyes que haré con mucha más calma, y probablemente en mucho menos tiempo.

Por hoy, entonces, la primera entrega de restitos:

Un video de una representación alemana de Quad. No lo encontré entero en ningún tubo (esto es apenas la mayor parte del Quad 1, falta el remate de este y el 2, que a mí me gusta un poquito más), pero alcanza para notar lo importante: un concentrado de la obsesión de Sam B. con el espacio y el ritmo. Es muy probable que base buena parte de mi monografía en esto.





Como frutilla de postre, un comentario que le hizo Beckett al director Alan Schneider en una carta, allá por 1957:

"I should make it clear that I want Endgame, too short (one hour and a half) to provide a full evening's agony, to be followed in NY by the mime* (20 minutes), and not by another short play by someone else"


* O sea,  Act without words I

sábado, 16 de mayo de 2009

Hoy me compré mi primer pendrive. Volví a pensar en mi normal retraso para adquirir gadgets tecnológicos: siempre compro este tipo de cosas cuando ya se han vuelto estrictamente necesarias, y relativamente baratas ($35). Ya alguna vez le dediqué un post a eso.


Cuando lo saqué del blister noté que tenía el mismo olorcito a plástico nuevito de los juguetes recién desembalados de mi infancia. 

sábado, 9 de mayo de 2009

El chip de Spike


Como un vampiro que no puede morder. Un Roman de Troie en edición de páginas enfrentadas, verso francés antiguo y traducción en prosa moderna, en un stand adentro de la Sociedad Rural, a un precio razonable si se lo piensa en euros, no entre gentes como yo, de los que cobramos nuestro puchero en pesos argentinos. Nadie miraba. Pero no, no podría llevarme un libro sin pagarlo, aún sabiendo que hay argumentos morales de cierta validez para sustentar mi derecho a hacerlo.
 
Me tuve que contentar con llevarme de ese stand dos tomitos de la misma berretísima colección Librio, Le Spleen de Paris de Baudelaire y Les Illuminations de Rimbaud. Total para mi nivel de francés actual no tiene mucho sentido que me ponga en exquisita con la calidad de la edición, y de acá a que esté en condiciones de lamentar estas probablemente ya voy a tener la fortuna de J.K. Rowling. O, lo que es también probable, mis largas tardes de rebusque haciéndome amiga de las polillas y los ácaros de las librerías de usados me habrán deparado hallazgos que lo suplan*.




Mis visitas a la Feria del Libro siempre se encuadraron en uno de dos recorridos típicos: 

1- Ir con alguien. En ese caso, dependió siempre mucho de con quién y de qué clase de relación con los libros compartiéramos: las actividades variaron entre funcionar sin muchas ganas de guía y recomendar libros, o con compañías más librescamente afines andar de acá para allá compartiendo hallazgos o pequeñas lecturas en voz alta en los pasillos. En todo caso, el rasgo común fue el desorden, el andar de acá para allá revolviendo mesas con resultados diversos y con tiempos distintos (a veces mayores, a veces más cortos) que los míos.

2- Ir sola. Lo cierto es que la cosa de los stands sobreiluminados, los parlantes encimándose, y la sobreabundancia de sponsors, libros de autoayuda y viejas gordas sobreadornadas y creídas de su superioridad siempre me cayeron pesados, y que siempre traté de acotar la visita a lo estrictamente necesario: ver dos o tres puestos determinados, buscar este o aquel libro, pasar rápido por los stands de ofertas, irme. Una visita mía sola jamás duró más de una hora.




Esta vuelta había decidido tomarme la tardecita y noche para mí. Así que como estaba de buen humor se me dio por ir sola y tomármelo con calma. El resultado: cómo extrañé mi cámara de fotos, che. Seguramente el encabezado del post habría sido una foto de uno de los lemas menos felices que vi, "bestsellers for book lovers", en una pared externa del stand de Kel (librería que siempre se caracterizó por sus excelentes frases profundas), y por acá habría habido otra foto mía en un reducto que simulaba una tienda árabe, sentada en unos almohadones muy cómodos y leyendo en un Corán bilingüe (eso de tener la paginación al revés complica realmente la existencia) el pasaje en el que se cuenta la concepción de María y se refuta el cristianismo.



Y sí, es que la Feria es eso, una feria, todo pasa por tomarla como tal y disfrutar de lo circense del caso. De paso, volverse con algún par de libros baratos (o afanados, si usted es un delincuente sin escrúpulos) en bolsitas lindas, siempre inversamente proporcionales al tamaño del tomo.


* Hace cosa de tres semanas me compré un Hernani de Victor Hugo en francés, editado por su editor original alrededor de 1889, a 10 manguitos en una librería de Corrientes digna de Umberto Eco.

jueves, 7 de mayo de 2009

Miscelánea

Buenos Aires es una ciudad más o menos chata, pero no del todo. 
Hoy al volver a casa desde el Instituto de Filología noté, por primera vez, en la sensación de estar acelerando involuntariamente el paso, que Díaz Vélez hacia el Oeste, por lo menos llegando a casa, está en bajada. Podría haber vivido toda mi vida como estos cinco años que llevo en el mismo departamento, sin darme cuenta, de no ser porque mi cuerpo hoy cansado y engripado agradece los declives y porque haber transitado un ratito antes la cuadra de Perón entre 25 de Mayo y Alem (¿de cuánto será el ángulo de esa cuadra? yo apuesto a 40º) hace que cualquiera quede más sensible al relieve del terreno. Y eso que es una bajadita importante, más o menos unos quince centímetros cada dos metros.
De haber tenido plata para comprarle pilas a mi mp3 probablemente habría cruzado la cuadra colgada en algún razonamiento insostenible que incluyera, por ejemplo, a Dionisio Aeropagita y a Bob Dylan, vagamente motivado por algo de lo que leí para mi reunión de estudio de hoy.
No sé bien qué hago escribiendo esto. Nunca vino más a cuento la cita del costado*. 





* En el momento de publicación: "Nada más fácil para un escritor que escribir sobre sí mismo; nada más aburrido que la vida de un escritor."

martes, 5 de mayo de 2009

El abuelo Portones ya no reconoce a la familia




¿Qué? ¿Vos sos mi hijo? ¡No, usted lo que quiere es envenenarme el puré de zapallo! ¡Enfermera! ¡Écheme a este individuo sinvergüenza!




Photobucket



(Sí, Microchot lo hizo de nuevo)

Linquera

Otra Encyclopaedia Portennica, con olorcito a nuevo, que promete.

sábado, 2 de mayo de 2009