miércoles, 16 de diciembre de 2009

This is the last day of our acquaintance


(Mesa en el que pronto será mi ex lugar de trabajo)

domingo, 13 de diciembre de 2009

jueves, 10 de diciembre de 2009

Al compás del paso de los años



Los cabellos sobre los ojos,
la paciencia pegoteada en los dedos
infantiles, caprichosos,

sigue trenzando,

no queda nombre fuera de la mugre
de sus uñas largas, no podría
hoy haber escapado una hebra miserable,

sigue trenzando,

de nada sirve que tiente a su boca fina
con dulces, con palabras, con ruegos,
con el fuego de mi garganta quebrada,

sigue trenzando,

y miro la cuerda enrollarse
como una melodía interminable de hilachas
ajenas, envuelta en mi manto de cansancio,
y me callo tarde, como es mi costumbre,

y sigue trenzando.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El espanto



Él y sus animales entraron en su casa. Transido de miedo, quieto, sin un sonido, su corazón se turbaba, nublado su rostro. Pues el pesar había entrado en su vientre. Su cara era como la de un viajero llegado de lejos.
—Epopeya de Gilgamesh, t1-II

Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anul.
Los dioses se agazaparon como perros acurrucados contra el muro exterior. Ishtar gritó como una mujer en sus dolores, la señora de dulce voz de los dioses gime:
"Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, porque hablé maldad en la Asamblea de los Dioses. ¿Cómo pude hablar maldad en la Asamblea de los Dioses, ordenar batalla para la destrucción de mi gente, cuando yo misma di a luz a mi pueblo? ¡Como el desove de los peces llena el mar!"
Los dioses Anunnaki lloran con ella.
—Epopeya de Gilgamesh, t11



sábado, 17 de octubre de 2009

Un par de horas después de ver El secreto de sus ojos

(Algunas aproximaciones)


A) Del análisis detallado de lo político se encargó mucha gente. No tengo nada particularmente original para aportar al respecto. Si esperan leer eso, justo hoy salió una nota de Carlos Gradín en Planta que lo toma, y con la que de alguna manera dialogo un poquito en el final de esta aproximación.


B) Creo que la forma más sencilla de caracterizar la película más o menos esquemáticamente puede ser relacionarla con Los Simuladores. Aquella serie había sido tal vez la forma más cerradita de algo que se podría calificar como una forma de narrar frecuente en la televisión nacional (no tanto en el cine), y que se puede definir como la resolución atípica de un problema desesperado y difícil pero corriente con la intervención de agentes corrientes, piezas normales movidas de forma poco común.
En un principio el parentesco del funcionamiento de este tipo de narración con la estructura usual de un policial puede despistar: también hay un "caso" a resolver, pero el enigma, de haberlo (y en El Secreto... lo hay), dura poco. El problema no es cómo armar el rompecabezas, sino qué cuernos hacer con él para que deje de ocupar un metro cuadrado de living. Si hay datos que se le escatiman al espectador y mantienen la atención hasta el final, tienen que ver con conocer aquellas movidas, no con el tristemente conocido tablero.

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C) No, evidentemente El secreto... no es un canto a la justicia por mano propia. Como no lo era Simuladores. Más bien, en la dupla Morales/Espósito ya desde el mismo nombre de los personajes se juega con el dilema de los caminos posibles para subsistir con la impotencia de quedarse solos frente al callejón sin salida de un sistema fallido que no permite volver al orden inicial como en un policial clásico: esa posibilidad está obturada, sólo quedan el sacrificio en pos de reinstaurar un sistema de retribución que parezca dotar de alguna clase de sentido a la conciencia del bien y del mal en una situación desesperada (Morales), o el desperdicio de una vida en la impotencia de la resignación (Espósito).
Es la base problemática de la memoria como concepto político (y no me refiero nada más a la Memoria del 76-83): es un rompecabezas de un metro cuadrado, conocemos lo suficiente del enigma, pero nada de lo que se haga con él puede ser satisfactorio por completo. Implica una postergación eterna de una retribución que nunca será suficiente, una mutilación moral que nunca se resuelve del todo. El más feliz de los finales no invalida la memoria, sólo evidencia su carácter de virgen temible.

lunes, 12 de octubre de 2009

Sobrecarga de ornatos dorados

Tengo que confesarlo: me moría de ganas de tener un librito de estos.


Tardé en decidirme: no quería comprarme una traducción de algo que pudiese leer en lengua original, ni me decidía con gastar en algo que ya hubiera leído. Y en casi todas las mesas de saldos en las que encontré la colección, eso pasaba con todos los títulos relativamente interesantes.


Además, claro, de que subieron de precio alrededor de un 50% desde que los mandaron a saldos, vaya uno a saber por qué.


Hubiera querido que alguien me regalara uno de estos para mi cumpleaños, o para mi recibida. Siempre alenté la esperanza de que alguno se apareciera con los dos tomos de Fortunata y Jacinta en esta colección tan exquisitamente kitsch. Pero por alguna razón que desconozco se ve que soy un tanto intimidante como destinataria de regalos: son muy poquitos los que toman en cuenta su sentido del humor a la hora de comprarme algo.


Hoy, entonces, en el Parque Rivadavia, me decidí por este, . No circulan muchas traducciones de ese texto, que yo sepa, y Pushkin me gusta mucho.


Aparte, la escenita elegida para la tapa es impagable. ¿Alguno sabe qué es?

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Alta Barda (Neuquén I)



Venía caminando, tranquila y cansada, con G. Era nuestro primer día en una ciudad desconocida, nos aventurábamos a buscar nuestro albergue solos con un mapa y un número nada desdeñable de indicaciones orales (nos habíamos separado del contingente bastante pronto) y nos corría el reloj, porque se suponía que yo expusiera mi ponencia un rato más tarde.




En ese contexto llegamos al barrio Alta Barda. Yo miré, me detuve en seco y di un paso hacia atrás. Bonito, repetitivo como suelen serlo los barrios creados con planes sociales, y sede de una serie de pesadillas mías en el año 2006.




Es que mis pesadillas van por series, como mi pobre producción poética: cuando algo en mi experiencia cotidiana no funciona, suelo soñar una y otra vez variaciones sobre los mismos motivos, los mismos ambientes y más o menos la misma estructura narrativa. En un crescendo que hace que paulatinamente los sueños pasen de interesantes a insoportables, y tenga que buscar alguna forma de deshacerme de ellos. Normalmente, implica escribir algo que podría haber sido una versión prolija de un sueño de la serie.
Con el que coincide con estos paisajes de Alta Barda nunca lo hice, simplemente dejé espontáneamente de soñar con las peatonales de casas bajas con escaloncitos y eventuales rejas de alambre tejido. Tal vez por eso me haya chocado tanto encontrarlas en la realidad.





Al menos un par de días más tarde el campus de la universidad de Comahue me regaló un trébol mutante de cuatro hojas. Como para compensar a mi atareada superstición.

domingo, 23 de agosto de 2009

Vengo pensando hace varios días la posibilidad de escribir un post acerca de mi graduación. Hace una semana, cuando me llegó el mail que me anunciaba que mi última monografía estaba aprobada y la nota de seminario pasada en actas, pensé bastante en la necesidad o no de hacerlo. De alguna manera tenía que dejar alguna huella en el blog, no podía pasar así, en silencio. Pero la necesidad misma atenta contra la lógica de este espacio, pensado como un sitio para el desborde, para el resto inevitable e innecesario de días oficialmente destinados a otras cosas.
De hecho, llegué a pensar seriamente en cerrar mi arconcito de una vez por todas. Es que también esto me llevó a pensar en otro hecho: un blog, para alguien que escribe y que no tiene eternos ratos de alpedismo en estado puro en el trabajo frente a una computadora, es un arma de doble filo. Si bien abre una vía de comunicación que quiebra las paredes del escrito privado y del inédito (aun con las escasísimas visitas de este tacho ignoto de palabras), también implica una merma importante del tiempo destinado en un principio al ocio creativo. Aun para mí, que me mantuve casi siempre en mi propósito original de no escribir nada que no pudiera haber escrito para mí, con ínfimas modificaciones: fui descubriendo que el blog implicó, pese a todo, una disminución notoria de mi producción lírica y narrativa breve. Lo que puede no ser una gran pérdida para la literatura, que obviamente se está muy bien sin los textos que puedo escribir, cansada, a las dos de la mañana, pero no deja de ser una pérdida para mí.

En todo caso, si hoy vuelvo acá después de una semana agitada, es porque no creo haber resuelto el dilema. Y porque algo todavía me liga con esto. Y porque hoy es la primera noche libre de todas las muchas que quiero regalarme en lo que resta del año, y no sabía qué mejor hacer con ella.

lunes, 10 de agosto de 2009

Finisterre

Nueve años de caminar las cuatro cuadras de Puan que separan la facultad de la avenida Rivadavia. Más allá, como era de esperar, había dragones.

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Nicasio Oroño y Yerbal, esta tarde

viernes, 31 de julio de 2009

Limbo






Hoy entregué la última monografía de mi carrera.








Hace varios días que la tenía terminada.








Sigo de vacaciones en el trabajo hasta el lunes.










Este mes tendré muy poco tiempo libre para tocar, leer, escribir, existir.







Cuando necesito ordenar mi cabeza, ordeno mi biblioteca.








No sólo por falta de espacio agregué cuatro estantes y cinco cajas para fotocopias.








Y definitivamente no por necesidad cambié casi por completo los criterios de organización de mis libros.







El futuro incierto se come el presente; creo que esa podría ser una definición posible de la esperanza.







O del limbo.

domingo, 19 de julio de 2009

Hay un tipo en el hoyo en el fondo de la mar

(Aguántenme un segundo post para Miyazaki)


Me costó un poco bajar Ponyo en el Acantilado. Primero, porque no me decidía a verla acá existiendo la posibilidad de por una vez ver una de estas películas en cine. Después, porque mi motivo fuerte para verla en la computadora era que los doblajes castellanos me ponen un poco nerviosa (sí, no es tan terriblemente grave con películas animadas, pero no deja de quedar parte del trabajo original en el camino) y la enorme mayoría de las versiones que encontraba para bajar estaban con audio en español. En japonés, había que bajar unos archivos monstruosos y cargarle los subtítulos aparte. Pero el solo hecho de pensar en ir a ver una película doblada a un cine lleno de nenes de vacaciones me terminó decidiendo.


Esas cuestiones aparte, quedé con ganas de hacer un comentario parcial sobre la película. Para los que no saben de qué se trata, es una suerte de versión muy pero muy libre de la historia de la Sirenita. Con héroes de cinco tiernos añitos, trasladada a una población portuaria, y con el gusto recurrente de Miyazaki por mezclar dioses japoneses para darle sabor al relato. Les juro que funciona, y muy bien.

El personaje que se come la película es el "malo", como suele pasar: por lejos, el personaje más interesante es Fujimoto, el padre de la pececita. Lo cierto es que nadie nos explica demasiado sobre él. La información está dispersa de a migajas y todo parece estar pensado para que uno saque sus propias conclusiones: si nos guiamos por algún comentario suelto de la pequeña Ponyo, se supone que Fujimoto sea alguna suerte de brujo del océano. Por lo que vemos, está más cerca de ser una mezcla de científico loco y de alquimista, que modificó a propósito su adn para dejar de ser humano. Cosa que no parece haber logrado con demasiado éxito que digamos, si nos guiamos por el hecho de que necesita beber una suerte de poción para tener poderes que su inmensa prole tiene de natural, y por el hecho de que necesita una burbuja para respirar.

Señor de una enorme casa-burbuja subterránea llena de libros y de artefactos extraños, junta en un pozo de su sótano un elixir desde el siglo XIX (otra vez, datos sueltos: las vasijas que pueblan la bodega tienen "fechas de cosecha" entre 1871 y 1950; la puerta de la bóveda está fechada también, así que la construcción data de 1907), que lo rejuvenece notoriamente cuando lo bebe. ¿Su plan? Exterminar a la especie humana antes de que termine de arruinar el mar e instaurar una "era del océano", tan pronto como llene el pozo. Lo que evidentemente da para muy largo, si en un siglo no llegó ni a la mitad.

Es de sospechar que Fujimoto le debe mucho al capitán Nemo: un hombre evidentemente muy educado, con una cierta habilidad científico-técnica y que se desplaza en un vehículo que recuerda mucho a la descripción del Nautilus. Pero él es un Nemo llevado al extremo, a quien ningún humano acompaña en su aislamiento. Todo su trato es con su Amada, una diosa del mar, y con sus muchas hijas, una multitud de pececitas que viven bajo su cuidado. Cuando se ve obligado a tratar con seres humanos se muestra torpe y ridículo. El colmo, su primera visita a la casa de Sosuke. Si la película creaba un cierto clima de tensión con el desplazamiento de un personaje potencialmente muy peligroso hacia el ámbito familiar, toda posibilidad de tomarlo en serio desaparece apenas lo vemos aparecer así:

(Es todavía peor en movimiento, con el tanque rociador tipo matacucarachas que tira el agua de a poquito)

Fujimoto parece ser la clave para ingresar a la parte oscura de la película. Con excepción de cuatro escenas clave (él es fundamental en tres de ellas), todo está narrado desde el punto de vista de los niños. Incluso en lo visual, con las imágenes inusualmente redondeadas (no creo que haya una sola línea recta en toda la película, donde hasta las puertas parecen hechas de mazapán), lo que Ponyo en el Acantilado presenta es una narración enfocada desde la infancia. En ese mundo el que desentona es el padre amargado de Ponyo. Él es el que llama la atención sobre la irremediable mugre de la costa, y cuando la huida de Ponyo se complica el único que se da cuenta de la gravedad de la situación, del punto en el que lo narrado como suceso cotidiano trasciende la esfera de la vida privada para meterse con el equilibrio de los mundos. De hecho, su desesperación por una inundación en una ciudad costera pone en duda su capacidad de llevar a la práctica sus delirios de destrucción masiva. Allí también es nuevamente un tanto como Nemo: peligroso, vengativo y triste, con una visión muy particular sobre la realidad, es incapaz pese a sí mismo de perder una cuota de identificación con el sufrimiento humano, cuando le pasa lo suficientemente cerca en una forma que no justifique inmediatamente su odio.




Después de todo, para variar, me quedaron ganitas de ver esos dibujos en la gran pantalla. Tal vez cuando finalmente la estrenen arrastre a mi hermana o a alguna amiga a una función de trasnoche, con la esperanza de esquivar al menos la camada infantil con decibeles más altos.

lunes, 13 de julio de 2009

Fuente de Barrenton - Broceliande






Ahora que sé que esto sigue ahí quiero ir a tirar agua en la piedra del costado, che. Wace decía que no funcionaba, ¿hará falta llevar jarra de plata, tal vez?

domingo, 12 de julio de 2009

Donde la hierba aúlla sus endechas de nodriza loca

Hay una escena en la vieja y hermosa Nausicaä del Valle del Viento que, más allá de la obvia declaración ecologista de principios (que en films posteriores iba a ir velándose de a poquito) funciona muy bien para pensar el cine de Hayao Miyazaki en general. La princesita muestra a su maestro su pequeño delito personal: en un sótano al que se accede por una puerta secreta, ella fue cultivando con paciencia un pequeño vivero alumbrado por lámparas artificiales. Las plantas, cuyas esporas todos consideran altamente tóxicas, son perfectamente inocuas ahí adentro. Un pequeño paraíso de naturaleza cruel suavizada por las manos humanas.


Algo de esto hay en todos los paisajes y ambientes de Miyazaki: una belleza suave, mullida, que muestra el lado simplemente triste de lo problemático. La guerra no deja de ser guerra, pero está estilizada de modo tal que puede mostrarse un río de sangre sin caer en el morbo; el trabajo es duro y mal remunerado y no se lo esconde bajo estereotipos de libro de escuela; la persecución es injusta, y a la vez es parte constitutiva de instituciones con las que casi nadie se mete. No hay más concesiones a la edad madurativa de los espectadores que las necesarias para que la censura deje pasar chicos a las salas, no hay intentos de simplificar lo difícil para volverlo tolerable como en una película de Disney. Hay, de hecho, una anécdota legendaria al respecto: Cuando se encontraron con Mononoke Hime, los de Disney-Miramax, que son los distribuidores de las películas de estudio Ghibli en Occidente, creyeron necesario hacer un par de recortes, porque la trama era muy compleja y ellos la creían poco apropiada para los niños americanos. El productor de Ghibli, cuando se enteró, les mandó como respuesta un sable samurai y un mensaje de dos palabras (la tradición habla de dos kanjis): "Sin recortes".
Es que en estas películas, en la belleza detallada de los rostros de las viejas, en los paisajes románticos, el espanto aparece y no deja de ser espanto, pero en forma de pesadilla ordenada en la que sigue habiendo espacio para cierto grado de contemplación.
Por mi parte, si pudiera elegir la estética de mi tortuoso mundo onírico elegiría sin dudarlo la mano ágil de Miyazaki para ilustrarlo.

jueves, 9 de julio de 2009

Reclamo




Esta tarde, trabajo sobre Chrétien de Troyes mediante, me vino a la memoria este sketch de Les Luthiers.


domingo, 28 de junio de 2009

Spooools


un elemento que se le perdió a Sam B. sobre las cintas de Krapp es la tendencia que tienen los rollitos a enredarse, a que se les quiebren los soportes, a cortarse, a desmagnetizarse, a convertirse en registros deshilachados de un pasado que parece mucho más arcano que el de las fotos y el de la memoria, espectro ruidoso de seres que no están, o que nunca más volverán a ser



vaya a saber qué resonancias tiernamente siniestras se nos estarán perdiendo cuando pensamos en estos medios técnicos que nos lanzamos a usar cuando escasamente sabemos en qué se convertirán cuando vengamos a buscar sus viejos huesos

viernes, 19 de junio de 2009

Proverbios flamencos - Brueghel

Uno de esos cuadros que obligan al que lo mira a tener ojos infantiles. Es algo que pasa muy a menudo con Brueghel el viejo, sus cuadros tienen algo de travieso, algo del exceso con el que la mirada de un chico solo y aburrido puebla el mundo, que no tiene nada que ver con la inocencia ni con el consumo, esos dos monstruos que quieren pasar por niños.

(click en la imagen para agrandar)

Para quienes no lo conozcan de antemano, todo el cuadro (en serio, todo) es una representación de imágenes literales de dichos. La mayor parte ya son irreconocibles para nosotros, pero si miran bien hay un par que se usan en castellano hoy en día.

jueves, 18 de junio de 2009

Para salir de Devoto

(Post intrascendente. El que avisa no es traidor)

En el colectivo de vuelta de mi última visita a la cárcel de Devoto (en este contexto), con un cansancio infinito que no parecía venir de ninguna parte reconocible, tomé dos decisiones que debí haber tomado hace tiempo: es hora de que me resigne a no seguir con Latín y con Francés este cuatrimestre. Es obvio que mi cursada de oyente de Latín III no está funcionando, no puedo ir nunca y ya perdí registro de lo que sea que esta gente pueda estar dando hace un par de semanas. En todo caso veré de pedirle a una conocida que me preste sus notas como para intentar reintegrarme en el segundo cuatrimestre, con otra agenda y otros tiempos. Y Francés, bueno, la macana es que llegué hasta acá y que pagué dos cuotas, pero lo cierto es que ya de por sí me tengo que ir antes vez por medio, así que mi par de ausencias por enfermedad derivó en que estoy bastante perdida. Sé que si me pusiera y convenciera a la profesora de que me tome el examen igual paso de nivel, pero también sé que eso no sólo implicaría hacer uso de un tiempo del que no dispongo, sino que además desaprovecharía bastante el curso, lo que sería una verdadera pena.
Por el momento, entonces, será cuestión de juntar fuerzas para terminar ese primer borrador manuscrito (el primero de corrido y más o menos coherente, las ideas centrales del trabajo que empiezan a tomar forma) de monografía beckettiana que me espera en el escritorio de al lado, antes de que termine de saturarme con el tema. Históricamente aligerar cargas dejando las cosas que me sirven como cables a tierra nunca me ayudó mucho (lo hice unas pocas veces, con resultados diversamente desastrosos), así que no puedo sino esperar que esta vez sea una excepción.

lunes, 15 de junio de 2009

En pedazos

Si hay una imagen capaz de evocar la sensación que me produce el proceso de redacción de una monografía, esa es la de un juguete que tuve en mi infancia noventosa: la Despelota.
El planteo de una pre-hipótesis, entonces, vendría a ser equivalente al momento de adquirirla: armadita, una bolita de colores, perfecta y sólida bajo la irrealidad del plástico que la protegió en todo su camino hasta las manos de quien se atreve con ella. Hermosa y coherente en su aparente simpleza, más sólida y más cerrada que un rompecabezas cualunque y menos amenazante que un cubo mágico.
Entonces, un buen día, uno se compra la hipótesis-despelota, se la lleva a su casa y la desempaca. Y la coherencia se deshace en gajos de colores. Es la perplejidad desesperante del proceso previo a la redacción: ¿qué se supone que haga con todo eso? ¿No se me habrá caído algo abajo de la cama, no? O también, ¿no sobran piezas acá? Uno mira, mira, manipula las piezas que de golpe se convierten en seis enemigos, parece que a la bolita bonita de la juguetería uno no la va a ver nunca más, y hasta surge la fantasía de tirar todos esos pedazos de porquería a la basura, pero a falta de mejores juguetes uno sigue, insiste, piensa, mira y remira, prueba algunas piecitas juntas que se desarman entre los dedos sin durar más de dos segundos puestas.
Así, por ejemplo, la correspondencia Beckett-Schneider es un hermoso gajito verde, que se balancea al lado de los comentarios blancos de Billie Whitelaw, cruzados descuidadamente con la alegría negra de la directora JoAnne Akalaitis porque el viejo se había muerto y eso le mejoraba las chances de volver a conseguir permiso para representar una de sus obras. Y al lado, un par de artículos variopintos, el rango que va desde una hermenéutica bien enrojecida a comentarios azulados por falta de aire en el cerebro.
Y entonces uno sabe que comienza a tratar de armarla, pero vaya a saber cuándo se podrá estar en condiciones de volver a ver la bolita entera, y seguro que no va a quedar con la misma disposición de colores que tenía en el embalaje, pero no importa, ¡mientras se sostenga! Pero se resiste, se resiste.
Y encima uno sabe bien también que el día que la termine, con un poco de suerte, va a rodar y a parecer sólida de vuelta. Hasta que alguien la deje caer al piso.
O hasta que el movimiento normal del olvido al que uno la mande la desarme, y dos o tres años después uno se quede mirando, perplejo, los cinco pedacitos de pelota en el fondo de una caja y se pregunte cómo se sostuvo eso alguna vez, y adónde cuernos habrá ido a parar el gajo amarillo que no aparece por ninguna parte.

jueves, 11 de junio de 2009

Perlitas de la correspondencia Beckett-Schneider



"I'm afraid I don't know when life begins. I'm still waiting, personally." - Sam B.



"I dream sometimes of all German directors of plays with perhaps one exception united in one with his back to the wall and me shooting a bullet into his balls every five minutes till he loses his taste for improving authors." - Sam B.



"Jean sends her love, also Vicky.
Also our four goldfish named Hamm, Clov, Nell and Nagg." - Alan S.

sábado, 6 de junio de 2009

Porca miseria

El Village Caballito hoy parecía la tapa de una revista de actualidad barata: hordas de Cumbio wannabes por todas partes hablaban a los gritos y se detenían en grupitos chicos por todos lados, especialmente en aquellos lugares en los que podían impedir el paso. Para cuidar mi castigado sentido del oído pasé rápido hacia el Cúspide, que era mi principal objetivo hoy en ese edificio. Ante mis ojos incrédulos se presentó este pequeño espectáculo:



Al parecer se trata de un thriller en el que se cuenta cómo un laboratorio larga un virus de gripe que se convierte en pandemia no sin una dosis de exageración mediática, según pude ver. No es que haya sido una publicación oportunista, ¿no?

Al caso, el escritor, un español cualunque de apellido Caralps, posteó una cuasi-disculpa en su blog, que al parecer se reproduce en los volúmenes fotografiados arriba:
"Cuando escribí esta novela no había ninguna epidemia. Lo que quise hacer fue contar una historia que reflejara algunas de esas preocupaciones que los ciudadanos de a pie tenemos tan a menudo, al leer los diarios y ver las noticias de la televisión.

Terminé esta novela hace dos años, y su publicación estaba programada para más adelante, una fecha algo incierta en un año de crisis. La virulencia de la epidemia de gripe que asola al mundo mientras escribo esta nota, y la impactante similitud entre la realidad de los hechos y la fantasía de mi novela, hizo que mi editora y mi agente se confabularan para publicarla de inmediato. "

De eso al parecer hace algo menos de un mes. 


Cabe preguntarse si los editores españoles no tendrán un stock de libros inéditos sin imaginación listos para ser retitulados y lanzados al mercado cuando el menú periodístico del mes lo permite.

domingo, 24 de mayo de 2009

Audio

(post no apto para cualquiera)

Una tarde entera sentada en distintos puntos del parque Rivadavia. Lo que puede escucharse abajo hay que imaginarlo en contexto: uno de los pocos bancos con sombra a las 3 pm, una señora de unos setenta y pico con un changuito con libros (en algún momento me comentó con entusiasmo que acababa de comprarse una novela sobre unos castratti) y un promotor del Shopping Caballito, que se acercó a promocionar actividades para la tercera edad. Yo, mientras tanto, intentaba leer un libro sobre puestas de Beckett. Vaya combinación oportuna.
Grabé un fragmento. Me arrepentí un poco de haber cortado la grabación, lo más interesante vino después, con el comentario sobre el desalojo de la Huerta Orgazmika. La que de tanto en tanto canturrea un poco, si les alcanza el oído para escuchar eso, soy yo. 


sábado, 23 de mayo de 2009

A full fortnight's agony

Bien, ya entregué y defendí mi monografía sobre A tale of two cities para Literatura del Siglo XIX. Todo se resolvió con una tarde de nervios, una página en la libreta y ocho centésimas más para mi promedio, que empieza a lucir más o menos decente. 
Quedan dos monografías más. Las dos de seminarios. Tal vez debería tomarle la idea a esta muchacha, pero me gusta demasiado dejar a mi ello sueltísimo. Y no suelo robar ideas ajenas muy seguido.
Igual no voy a perder la posibilidad de torturar a mis cinco lectores con las sobras de mi trabajo académico. Por lo que estoy viendo, es muy probable que, a diferencia de lo que ocurrió con Dickens, caiga una cantidad significativa de material semidescartable al blogcito: por una parte, Beckett tenía un sentido del humor más retorcido, y una tendencia al fragmento suelto que Dickens nunca tuvo. Por otra, mi monografía dickensiana era un trabajo muy organizado y puntual, casi desde el principio, pero para la beckettiana tendré que andar un poco a tientas y encontrar mi camino a los tumbos. Creo que en una quincena, o tres semanas como mucho, tendría que poder entregarla y dedicarme a la última, un trabajo sobre Chrétien de Troyes que haré con mucha más calma, y probablemente en mucho menos tiempo.

Por hoy, entonces, la primera entrega de restitos:

Un video de una representación alemana de Quad. No lo encontré entero en ningún tubo (esto es apenas la mayor parte del Quad 1, falta el remate de este y el 2, que a mí me gusta un poquito más), pero alcanza para notar lo importante: un concentrado de la obsesión de Sam B. con el espacio y el ritmo. Es muy probable que base buena parte de mi monografía en esto.





Como frutilla de postre, un comentario que le hizo Beckett al director Alan Schneider en una carta, allá por 1957:

"I should make it clear that I want Endgame, too short (one hour and a half) to provide a full evening's agony, to be followed in NY by the mime* (20 minutes), and not by another short play by someone else"


* O sea,  Act without words I

sábado, 16 de mayo de 2009

Hoy me compré mi primer pendrive. Volví a pensar en mi normal retraso para adquirir gadgets tecnológicos: siempre compro este tipo de cosas cuando ya se han vuelto estrictamente necesarias, y relativamente baratas ($35). Ya alguna vez le dediqué un post a eso.


Cuando lo saqué del blister noté que tenía el mismo olorcito a plástico nuevito de los juguetes recién desembalados de mi infancia. 

sábado, 9 de mayo de 2009

El chip de Spike


Como un vampiro que no puede morder. Un Roman de Troie en edición de páginas enfrentadas, verso francés antiguo y traducción en prosa moderna, en un stand adentro de la Sociedad Rural, a un precio razonable si se lo piensa en euros, no entre gentes como yo, de los que cobramos nuestro puchero en pesos argentinos. Nadie miraba. Pero no, no podría llevarme un libro sin pagarlo, aún sabiendo que hay argumentos morales de cierta validez para sustentar mi derecho a hacerlo.
 
Me tuve que contentar con llevarme de ese stand dos tomitos de la misma berretísima colección Librio, Le Spleen de Paris de Baudelaire y Les Illuminations de Rimbaud. Total para mi nivel de francés actual no tiene mucho sentido que me ponga en exquisita con la calidad de la edición, y de acá a que esté en condiciones de lamentar estas probablemente ya voy a tener la fortuna de J.K. Rowling. O, lo que es también probable, mis largas tardes de rebusque haciéndome amiga de las polillas y los ácaros de las librerías de usados me habrán deparado hallazgos que lo suplan*.




Mis visitas a la Feria del Libro siempre se encuadraron en uno de dos recorridos típicos: 

1- Ir con alguien. En ese caso, dependió siempre mucho de con quién y de qué clase de relación con los libros compartiéramos: las actividades variaron entre funcionar sin muchas ganas de guía y recomendar libros, o con compañías más librescamente afines andar de acá para allá compartiendo hallazgos o pequeñas lecturas en voz alta en los pasillos. En todo caso, el rasgo común fue el desorden, el andar de acá para allá revolviendo mesas con resultados diversos y con tiempos distintos (a veces mayores, a veces más cortos) que los míos.

2- Ir sola. Lo cierto es que la cosa de los stands sobreiluminados, los parlantes encimándose, y la sobreabundancia de sponsors, libros de autoayuda y viejas gordas sobreadornadas y creídas de su superioridad siempre me cayeron pesados, y que siempre traté de acotar la visita a lo estrictamente necesario: ver dos o tres puestos determinados, buscar este o aquel libro, pasar rápido por los stands de ofertas, irme. Una visita mía sola jamás duró más de una hora.




Esta vuelta había decidido tomarme la tardecita y noche para mí. Así que como estaba de buen humor se me dio por ir sola y tomármelo con calma. El resultado: cómo extrañé mi cámara de fotos, che. Seguramente el encabezado del post habría sido una foto de uno de los lemas menos felices que vi, "bestsellers for book lovers", en una pared externa del stand de Kel (librería que siempre se caracterizó por sus excelentes frases profundas), y por acá habría habido otra foto mía en un reducto que simulaba una tienda árabe, sentada en unos almohadones muy cómodos y leyendo en un Corán bilingüe (eso de tener la paginación al revés complica realmente la existencia) el pasaje en el que se cuenta la concepción de María y se refuta el cristianismo.



Y sí, es que la Feria es eso, una feria, todo pasa por tomarla como tal y disfrutar de lo circense del caso. De paso, volverse con algún par de libros baratos (o afanados, si usted es un delincuente sin escrúpulos) en bolsitas lindas, siempre inversamente proporcionales al tamaño del tomo.


* Hace cosa de tres semanas me compré un Hernani de Victor Hugo en francés, editado por su editor original alrededor de 1889, a 10 manguitos en una librería de Corrientes digna de Umberto Eco.

jueves, 7 de mayo de 2009

Miscelánea

Buenos Aires es una ciudad más o menos chata, pero no del todo. 
Hoy al volver a casa desde el Instituto de Filología noté, por primera vez, en la sensación de estar acelerando involuntariamente el paso, que Díaz Vélez hacia el Oeste, por lo menos llegando a casa, está en bajada. Podría haber vivido toda mi vida como estos cinco años que llevo en el mismo departamento, sin darme cuenta, de no ser porque mi cuerpo hoy cansado y engripado agradece los declives y porque haber transitado un ratito antes la cuadra de Perón entre 25 de Mayo y Alem (¿de cuánto será el ángulo de esa cuadra? yo apuesto a 40º) hace que cualquiera quede más sensible al relieve del terreno. Y eso que es una bajadita importante, más o menos unos quince centímetros cada dos metros.
De haber tenido plata para comprarle pilas a mi mp3 probablemente habría cruzado la cuadra colgada en algún razonamiento insostenible que incluyera, por ejemplo, a Dionisio Aeropagita y a Bob Dylan, vagamente motivado por algo de lo que leí para mi reunión de estudio de hoy.
No sé bien qué hago escribiendo esto. Nunca vino más a cuento la cita del costado*. 





* En el momento de publicación: "Nada más fácil para un escritor que escribir sobre sí mismo; nada más aburrido que la vida de un escritor."

martes, 5 de mayo de 2009

El abuelo Portones ya no reconoce a la familia




¿Qué? ¿Vos sos mi hijo? ¡No, usted lo que quiere es envenenarme el puré de zapallo! ¡Enfermera! ¡Écheme a este individuo sinvergüenza!




Photobucket



(Sí, Microchot lo hizo de nuevo)

Linquera

Otra Encyclopaedia Portennica, con olorcito a nuevo, que promete.

sábado, 2 de mayo de 2009

jueves, 23 de abril de 2009

Perdidos en el ciberespacio

Se lo tengo dicho a todo el mundo. Que yo mantenga mi vieja dirección @hotmail.com sólo se debe a que son pocos los amigos míos que usan gchat. La casilla de mail la abro una vez cada diez días, con suerte. Y sólo envío mails desde ahí en situaciones desesperadas. La última fue hace ya más de un año, para una ocasión tan particular que todavía la recuerdo.
Pero no hay caso. Tengo dos o tres conocidos que insisten en mandarme mensajes ahí. Son, sobre todo, ex compañeras de secundaria y familiares, gente que me tiene asociada con hotmail desde que abrí la casilla, hace doce años. Así que sigo sin resignarme a dejarla morir, y cuando veo que pasa la veintena de mensajes sin leer (90% de spam, por lo general) entro y hago limpieza.
Así es, entonces, que el tedio habitual se vio esta vez quebrado por la última ocurrencia del equipo del señor Billete Portones:

Photobucket

¿Una retomada del antiguo "conócete a ti mismo"? ¿Un pacto entre H.I.J.O.S. y Microsoft?

Sí, muy bien, acertó, es todavía más bizarro que eso:


Photobucket


No sé si facilitarme la vida, pero al menos la gente de Billete Portones consiguió, otra vez, levantarme el humor.

jueves, 9 de abril de 2009

Ideal para el reproductor de mp3 de la dama y el celular del caballero




(acá una muchacha subió un link de descarga)

lunes, 6 de abril de 2009

Maria Rita - Lavadeira do Rio


Esto nada más se puede hacer en portugués.




Ouça o barulho bravio das ondas que batem na beira do mar

domingo, 5 de abril de 2009

Eso no es la Bastilla, es un aula en Puán


No, no voy a terminar el 15 de abril, lamentablemente. Espero que mediados de Mayo no sea demasiado pronto. Pasa que el problema de invitar vampiros es que después cuesta un triunfo sacárselos de encima.
Así que, como la última vez, aviso que voy a estar bastante pegada a mi tema de monografía. Lo que dado el caso (Dickens) probablemente signifique algo menos de material de recorte, para el bien de la paciencia de mis pocos lectores.

domingo, 29 de marzo de 2009

Anecdotario Bafici

Era viernes, noche de Bafici en el cine Atlas Santa Fe. La película polaca que había elegido mi hermana acababa de terminar, así que ella, Diana y yo salimos del cine rodeadas por una pequeña manada de público. Comentamos un poco lo que acabábamos de ver, Cztery noce z Anna de Jerzy Skolimowski: buena fotografía, excelente dirección, actuación decente, muy buen guión, más deprimente que "Cuando comenzamos a nacer" de Sui Generis en una tarde lluviosa, a los catorce años y después de una desilusión grande. 
Despedimos el tema rápido, más bien por necesidad, y para cuando encaramos hacia Rodríguez Peña para tomar el colectivo ya habíamos desviado la conversación hacia una benéfica cháchara cotidiana sobre conocidos. 
Adelante de nosotras, en la parada del 124, quedaron un par de nuestros compañeros ocasionales de película. Qué cara de Puán que tiene el tipo de adelante de todo, pensé. Uno de esos especímenes del género masculino que me pueden gustar a mí sola, agregué enseguida. Y me di vuelta para discutir el programa Bafici con Mariel y Diana. 
Llegó el colectivo, bastante vacío, las chicas ocuparon un asiento de dos, quedaba uno libre. Al lado de él, claro. 
Veinte minutos de viaje, y apenas nos miramos de frente una vez, un poco incómodos, un poco divertidos. En Parque Centenario se bajó él, una parada más tarde nosotras.
Al mediodía siguiente, mucho calor y mucho cansancio encima, yo bajaba las escaleras centrales de Puán con la gente de la cátedra para tomar algo y ver en qué habían quedado las comisiones de prácticos. Él venía subiendo. Nunca sabré cómo se supone que se mire a un desconocido reconocido. Creo que en ese momento opté por un gesto muy mío, levantar las cejas y sonreírle por un momento. Él me devolvió la mirada de reconocimiento con un poco de sorpresa (creo que yo no tengo mucha cara de Puán que digamos), y seguimos nuestros respectivos caminos hacia no cruzar dos palabras nunca.

jueves, 26 de marzo de 2009

Ortografía o la grafía del ... - Segunda entrega

(La primera, acá)



¡Ah, qué sería de nuestras tristes vidas frente a la pantalla de Word sin el corrector ortográfico para aliviarnos los nervios con estas sugerencias delirantes! 

miércoles, 25 de marzo de 2009

Anoche

Ese eco raro de un recuerdo bueno que provocan las grabaciones de recitales que los que pudieron pasar una cámara y se tomaron el trabajo suben masivamente a youtube al día siguiente.

domingo, 22 de marzo de 2009

Máscara de luna, esa puerta no debiste abrir

Es la primera vez en muchos años que voy al cine a ver una película doblada. La última fue Los Increíbles, y mi excusa entonces, nada menor, era que tenía un pase 2x1 y tanto yo como la amiga que se prendió estábamos algo cortas de metálico. Y aparte siempre es ligeramente menos grave con las películas animadas, adonde al menos uno no siente tan fuerte la disociación entre la cara que ve y la voz que escucha. 
Esta vuelta, la excusa para ir al cine a ver una película que no se estrenó subtitulada en absoluto fue que era la única posibilidad de verla en 3d. Y Coraline parecía merecer no perderse ese pequeño gran detalle.


Sobre la película en sí: tal como me lo habían anticipado y como se podía imaginar, argumentalmente no es (y vaya que queda para esta película la frase) nada del otro mundo. Por todas partes leí que la relacionaron con El Viaje de Chihiro, pero a mi entender hay una cadena mucho más obvia de parentescos que no incluye a esa hermosa película de Miyasaki, a la que no, no le pisa los talones, pese a todo. Hay una diferencia argumental que a mi entender la convierte en algo completamente distinto: Chihiro no tiene que reconciliar su imaginación con su realidad, sino simplemente arreglar el embrollo que se arma por la irresponsabilidad, altanería e inmadurez de sus padres. La realidad no luce mejor cuando sale del otro mundo: no se domestica la visión infantil para que comprenda a sus mayores y quede claro que "hay que portarse bien". Los padres que sólo pueden pensar en tener y en gastar dinero siguen pareciendo tanto o más estúpidos a la salida del otro mundo, nada de lo que pasa es culpa de la nena. Uno no puede evitar darle al menos un poco la razón a Yubaba que había convertido a los viejos en cerdos.
La trama de Coraline es una reformulación de otra idea anterior de Gaiman, pensada especialmente para cine. Una película en muchos sentidos mejor, y que recibió menos atención de la que se merecía: MirrorMask, de 2005. Las dos presentan el mismo conflicto niña-peleada-con-su-realidad / escape hacia la imaginación con pelea con los padres / lucha por salvar su realidad en su propio mundo de fantasía que se vuelve contra ella, regido por un alter-ego maligno de la madre / reconciliación con la realidad, ligeramente mejorada. Hasta se repiten los elementos circenses, el personaje del acróbata, el mundo que se deshace y en cierta manera la relevancia de los gatos.
A su vez, MirrorMask fue hecha a pedido de la productora Jim Henson como una Laberinto pero con un quinto del presupuesto (no exagero, el único dato que aproximo por falla de memoria es la fracción, puede que haya sido un décimo) y recurso a la animación digital. Y si se fijan, de vuelta, la estructura es muy parecida: chica descontenta con su familia que se refugia en la imaginación / imaginación que se vuelve mundo hostil y pone en peligro a su familia (acá, el bebé) / reconciliación con el mundo real. Si seguimos para atrás está Lewis Carroll, claro. Lo de seguir a un animalito por un túnel y lo de ver la otra realidad a través del espejo son citas, vamos.
Lo que presenta entonces Coraline a nivel narrativo es una trama sin sorpresas. Todo es como uno supone que tiene que ser en el momento en el que tiene que serlo. Y punto. Si fuese un dibujito animado lo pasarían los sábados a las cuatro de la tarde en Cartoon Network un mes al año.


La gracia de Coraline, lo que en cierta medida todos los adultos que pagamos por verla fuimos a ver, es la belleza de un largometraje hecho en stop-motion por gente que sabe hacerlo bien. Es que ver algo hecho con esa técnica siempre da un poco una sensación de estar en un espectáculo de ilusionismo: uno se pregunta cómo habrán hecho esto o aquello que quedó tan bonito y tan bien. Y lo cierto es que sí, es un film visualmente muy bonito, tal vez más logrado que El extraño mundo de Jack y que Corpse Bride. Y sí, paga los seis mangos de más de ir al Cinemark de Palermo y ponerse los anteojitos de mosca.


viernes, 20 de marzo de 2009

Kung-Fu Vamps setentosos

Acabo de enterarme de la existencia de esta película de la Hammer Films.





Quiero conseguirla ya, promete ser una de las experiencias más bizarras de mi joven existencia.

martes, 17 de marzo de 2009

¿Qué fue antes, Cristófalo o la gallina?

Así empieza, textual (juro), el informe de la última reunión de la Junta Departamental de Letras que mandó la agrupación EnActo:


La reunión está precedida por el Prof. Américo Cristófalo a pesar de que Panesi continúa siendo Director hasta la designación del nuevo Director.

¿No notan que algo anda mal? Lean bien, no se confíen a las leyes de percepción gestálticas.


Hay unos cuantos más, como podrán imaginarse por la muestra, en el resto del documento. También hay una nota entre paréntesis dirigida a un supuesto editor que, en teoría, estaba para recortar lo que "no debería figurar en un informe público" (sic), y que obviamente nunca le puso un ojo encima al documento.


sábado, 14 de marzo de 2009

Mirá lo que encontré


Se me vienen varias imágenes a la cabeza. Algunas de mi hermana, que fue quien compró este cassette a principios de los 90. Tal vez la más tierna del montón sea la de ella enseñándome con toda la paciencia del mundo acordes básicos en la guitarra, mediante canciones de Roxette. De este album, me acuerdo de lo difícil que podía resultarme a los 12 "Watercolours in the rain", aún con la guitarra criolla para liliputienses que ella me prestaba.
Otras tienen que ver con el formato. Recuerdos de mi escuela secundaria, a fines de la década, cuando todavía la forma más extendida de música portátil era el walkman. Como las pilas eran caras teníamos en el curso a una rebobinadora profesional: mi amiga Angie, que parecía encontrar particularmente descargante ocupar la mano en rebobinar o avanzar cassettes con una birome bic. Yo no podía, siempre trababa las cintas, no pregunten cómo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

como quien oye llover



uno, dos, tres acordes
húmedos de lluvia
sobre mi frente cansada

en tierra de dragones y ciervos blancos
en territorios anegados de viejas historias
puede que alguien me sueñe

una versión de mí, mi claro doble
tendida sobre la verde, frágil eternidad
de unos cuantos tréboles

cuatro, cinco, seis miles
de gotas acarician con sus dedos
pálidos esta mi ventana

que nunca existirá

sábado, 7 de marzo de 2009

Lecturas de infancia


Más polvo levantado por la monografía de Vedda

Dejame entrar


¿Se acuerdan de
esta película de vampiros que comenté hace un tiempito? Bien, mientras no sale el devedé acá está para ver online. Pena lo pixelado, pero todo no se puede.

Si en un momento dado llega a cortarse, hay que cerrar el explorador, reconectar y volver al punto de la película en el que se quedaron.

(Gracias Andrea por el link)

jueves, 5 de marzo de 2009

Lúcido

(Post pendiente desde el viernes)


(La imagen pertenece a una puesta anterior, con otra escenografía)

Ya había visto, el año pasado, Acassuso y Destino de dos cosas o de tres de Spregelburd. La primera me había gustado mucho. La segunda más o menos, pero para ser una obra de juventud no estaba nada mal. Así que las expectativas para Lúcido eran bastante altas.
Tiene en común con Acassuso la parodia grotesca de las pequeñas infamias de la clase media porteña/bonaerense, entre las que se destacan la estética noventosa del escenario y vestuarios (subrayada, en Lúcido, por el mito del Olimpo-Miami), y la sobrecomplicación cada vez que hace falta contar dinero. Como recursos formales y discursivos, también están la ruptura de la continuidad temporal y la disociación que parece haber entre diversos discursos sobre un mismo acontecimiento, marcada por el egoísmo y la mala voluntad. El efecto de irrealidad es, si se quiere, mayor. 
Todo contribuye a una caricatura pesadillesca sin salida, en la que sería imposible definir cuál de las realidades alternativas que se presentan es preferible. Los deseos de la clase media están, claro, condenados a la torpeza y al fracaso.
La puesta en sí es muy buena también. Las actuaciones están muy bien, mantienen ese verosímil frágil que cuadra muy bien con la problematización de lo real que marca la obra. Y por lo que ví me gusta más la escenografía más fragmentaria, en cierto sentido caótica que pusieron ahora que la que se ve en las fotos.
Como recomendaciones, eso sí: 
- Si sus humores son un tanto sensibles a la influencia de la experiencia estética, es una obra un poco deprimente. No es para llevar a un recién separado a que se despeje, digamos.
- ¿Andamio 90 cambió los bancos o simplemente siempre fueron tan espantosamente incómodos y yo no lo había notado?

domingo, 1 de marzo de 2009

Para cantar mientras se camina entre vidrios rotos

Una melodía simple, un tanto ochentosa, que me estuvo dando vueltas en la cabeza ayer y que ayudó a la hora de reelaborar un pequeño lío mental.


Cambio de reproductor, por cierto.




miércoles, 25 de febrero de 2009

Y en medio del caos casi alegre de las montañas de papeles que se juntan en el escritorio, entre apuntes de Latín que no archivé, cuadernos con una o dos hojas usadas y otros escritos hasta por las tapas, carpetas de presentación, apuntes de didáctica general, cvs, listas viejas de biblioteca, hojas de desperdicio que guardo porque tienen una carilla libre, en fin, todo ese rejunte juguetón que dejó el año que se fue, corta la luz la silueta oscura de las letras de un poema del que era mejor no acordarse, y todo se hace un poco más gris, como los bordes de una hoja que se quema y se convierte en su sombra blanquecina de ceniza.

jueves, 19 de febrero de 2009

Se cae de maduro

domingo, 15 de febrero de 2009

Gift shop

En un ataque de irresponsabilidad y de hartazgo académico me hice el rato para terminar de leer Las Teorías Salvajes de Pola Oloixarac. A esta altura hacer una reseña sería un tanto inútil, hay ya unas cuantas dando vueltas por ahí. Así que baste con un comentario, simplemente porque lo tengo en la punta de la lengua y todavía guarda esa efímera nitidez de los sueños en el momento de despertarse.
En sí la novela es el relato de una expedición exploratoria al Buenos Aires snob, cuyos Virgilios son tres personajes que comparten (tal vez como rasgo central) el sentirse intelectualmente superiores al resto de la humanidad: una parejita de bloggers más feos que la desesperación, que se conocieron y tuvieron su primer romántico (?) encuentro durante una salida al Malba, y una puanera que sueña con temible, aguerrida ingenuidad tener éxito en la ardua tarea de defender una teoría pantanosa en la que ya se hundieron varios. Colgados de ellos como algas en una red salen en la pesca:
-Un diario de una chica setentista (muerta, no podía ser de otro modo) lo suficientemente idiota para esconder por seguridad el nombre de Mao tras un obvio y cacófono Moo, mientras da datos precisos de correspondencias reales para nombres de guerra, y localizaciones y horarios de operativos. 
-Un chico down calentón (que por supuesto se comporta igual que cualquier hombre calentón).
-Una caricatura de intelectual de izquierda con más pelo que ideas.
-La postal de una cátedra fósil de Puán que se vendería si hubiera gift shop de Filo.
(de hecho, creo que si hubiera gift shop de Filo sería un buen lugar para vender las Teorías)
-Geeks, C.S.P. un hack a Google Earth.
-Un antropólogo devenido cavallero assí feroz de presencia como espantoso de vista, y sus discípulos desertores
-Una parejita de snobs bonitos.
-Escenas de sexo grupal, claro. 
Todo se desarrolla en una prosa muy ágil y entretenida, con un tejido concientemente abigarrado de referencias culturales que funcionan como notas de color (mi favorito, el pececito Yorick), o como señales de tránsito o de humo para ubicar al universitario del siglo XXI y perder al resto de los mortales. Como rasgo de estilo marcado (a modo de tamborcito que toca la tonada de lo salvaje) hay una recurrencia de las analogías con el reino animal y vegetal, muy divertida y pertinente en la voz de la narradora, una muchacha que busca regularidades y proporción áurea en el ser humano, como buena estudiante de humanidades.
En total es una novela muy lograda, la confirmación tal vez de que la estética local vigente (la llamada a falta de mejor término "nueva narrativa", la de los chicos de los setenta, que tal vez podría denominarse cómodamente como hiperrealismo del exceso), aquí y ahora, sólo puede tener resultados óptimos en la caricatura y en una forma particularmente corrosiva de humor. 

jueves, 12 de febrero de 2009

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Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua




(Tigre - esta tarde)

lunes, 9 de febrero de 2009

Nota Post-it

En mi opinión el momento más ridículo e inquietante de Dracula, un núcleo de monstruosidad completamente siniestra, es la primera cena de Harker en el castillo. El inglés ultrapuntilloso con sus notas señala, al mejor estilo mesa de Mirtha Legrand, que el conde le sirvió "roasted chicken". Y que tiene que haberlo preparado él mismo, porque inexplicablemente en siglos de vampirismo no consiguió la compañía sino de tres mujeres francamente inútiles que no le sacan el polvo ni a sus propios cuartos.

Los riesgos de la traducción

No creo que me canse nunca de este viejo sketch del genial Todo x 2 Pesos.


viernes, 6 de febrero de 2009

Pequeñas delicias de la vida blogueril

Todavía no vi jamás este tipo de juegos dando vueltas en castellano. Y es cierto que guardan algo de la esencia vieja de un forward. Mezclado con un thread de foro de esos que se hacen para pasar el rato. 

Aun así, por el grado de libertad lúdica que tiene, y porque tengo cosas que hacer y eso me hace más susceptible a este tipo de entretenimientos, voy a romper dos reglas autoimpuestas: Una, del uso de este blog, es la de publicar en este sitio una traducción a otra lengua de un post propio. Va a modo de comentario, se podrá ver haciendo click abajo, y es un gesto de cortesía hacia Kubla, que es el que me pasó la pelota. La segunda es la de pasar un pedido a otros.

El algo-así-como-juego es postear "a phrase that rings true", lo que, traduttore traditore, interpretaré como citar algo que uno querría haber dicho, y luego pedirle a otros cuatro monos con blog que hagan otro tanto, es decir, pasala y que no vuelva.  

Cualquiera que me conoce más o menos bien sabe de mi perpetua obsesión pesadillesca con este poema de Álvaro de Campos (uno de los heterónimos de Pessoa), "Tabacaria". Estuve tentadísima de ponerlo completo, son muchas las cosas que me gustan en estos versos (el paréntesis de la nena con sus chocolates, por ejemplo, o aquello de "con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres"), pero creo que con unos versos y los links para leerlo entero alcanza.


Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
Ser o que penso? Mas penso tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Gênio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicômios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?


En castellano (ya que rompí el voto de no traducir, lo rompo del todo):

¿Qué se yo lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe?, ni a uno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos dementes con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿tengo más o menos razón?



Difícil tarea, cuatro personas que se vayan a prender con esto. Hum. Bueno, muchachos, no están en lo más mínimo obligados a seguirla, pero si quieren, es una excusa para postear algo: Mariano (a quien probablemente le moleste un poco), Ganirivi, Juan y Nicolás.