domingo, 26 de mayo de 2019

Una respuesta extensa





Habría que hacer una investigación seria sobre crítica literaria historizada. Por lo pronto, hay un hecho visible, y es que el prejuicio de que ciertos géneros están por fuera de la "Literatura" (o los conceptos que la precedieron, la Poética, el Drama) por un mero criterio argumental es muy reciente. Si nos vamos no digamos tan atrás, nada más a los futurismos de principios de siglo XX, o a los románticos o los pre-rafaelitas del XIX, la concepción era casi la inversa. Un Percy Shelley hubiera tenido mucho más problema para encontrarle el arte literario a A Sangre Fría de Capote que a la saga El Señor de los Anillos, no me cabe duda.
Ahora, no podría firmarlo porque no tengo una formación específica tan fuerte en crítica literaria de literatura contemporánea y vigesimosecular, pero si tuviera que meterme ahí mi hipótesis de partida sería que es un concepto que tiene más que ver, en origen, con una segmentación del público lector que no la hizo la academia sino el mercado editorial: la literatura infantojuvenil primero y la ficción fantástica y de ciencia ficción pasaron a ser vendidas para un público segmentado, a tener sus propias publicaciones periódicas para la gran audiencia y a exhibirse en bateas aparte en las librerías, con usos y costumbres de edición bastante diferentes. Eso llevó a que la crítica periodística empezara a segregarlas eventualmente también, y a que cierto esnobismo del establishment literario y académico las empezara a ningunear, por el simple hecho de apuntar a un público no académicamente especializado, que no necesariamente adhiere a los mismos patrones de calidad literaria que se manejan en la formación de cánones.
Hoy en día se da una situación rara: por una parte, nadie en su sano juicio en la academia (fuera de algunos sistemas académicos muy cerrados en kiosquitos locales que los mantienen en un atraso de sesenta o setenta años) diría que la ciencia ficción y la fantasía no son literatura. Y muy poca gente se animaría a negarle el status a la literatura infantil.
Pero por otra parte lo cierto es que existe el estancamiento de las líneas de financiamiento para investigaciones debido a la práctica extendida de los sistemas CyT y estructuras universitarias globales de transpolar hacia la investigación en humanidades normas que no le aplican del todo bien porque fueron pensadas para la investigación en STEM: empezar una investigación nueva implica que el objeto de estudio sea el mismo o uno muy cercano a los que ya trabaja el equipo en el que se quiere ingresar, y la posibilidad de ampliar hacia objetos que no tenían lugar en la academia de los ochenta, a menos que estés en un país con una tradición científica muy expansiva (pongamos, Estados Unidos), es bastante complicado. Y como el sistema de premiaciones se retroalimenta del académico, las chances de que una obra de SFF saque un premio de "Literatura", en general, son menores. Lo que contribuye a la doxa de que "no es literatura", porque no la estudian suficientes estudiosos de literatura, no saca premios literarios y encima se exhibe, si la querés comprar, en la batea de al lado (o en otro piso, muchas veces).