lunes, 25 de junio de 2007

Porteñada





Los que se sientan como yo, acompañen a gritos por favor:



Voy a la cocina, luego al comedor,
miro las revistas y el televisor,
me muevo para aquí, me muevo para allá.
Norma Plá a Cavallo lo tiene que matar.
Que me vienen con chorizo, pero ya va a llegar.
Que cocinen a la madre de Cavallo y al papá
y a los hijos, si es que tiene
o a su amigo el presidente no le dejen ni los dientes.
Porque Menem, Menem,Menem se lo gana
y no hablemos de pavadas si son todos, traficantes
y sino el sistema qué, y sino el sistema qué, qué.
No me digan se mantiene con la plata de los pobres
eso sólo sirve para mantener algunos pocos.
Transan, venden
y es sólo una figurita el que esté de presidente
porque si estaba Alfonsín el que transa es otro gil.
Son todos narcos de los malos,
si te agarran con un gramo
después que te la pusieron.
Se viene la policía, de seguro que vas preso.
Y así sube, la balanza, el precio también sube,
también sube la venganza.
Y ahora va, y ahora que?.
Son todos narcos y el presidente
es el tipo que mantenga mas tranquila a nuestra gente,
llega plata del lavado,
mientras no salte la bronca el norte no manda palos.

Ay ay ay, uy uy uy
Que me dicen del dedito que le meten en Jujuy?
Ay ay ay, uy uy uy
Que me dicen del dedito que le meten en Jujuy?

Es ese Perro, El Santillan
si no lo pueden voltear lo van a querer comprar,
con discursos, si no les sale,
son capaz de darle acciones a los grandes mercaderes,
eso no importa, porque el Perro
va dejando otro perrito que le mete a este sistema
el dedito en el culito y cómo sangra y no es el culo,
sino el que sangra y se retuerce
es el gran culo de este mundo,
Adiós el muro stalinista,
los demócratas de mierda y los forros pacifistas,
todos narcos, todos narcos,
todos narcotraficantes, te transmiten por cadena,
son de caos paranoiquean,
te persiguen si sos puto,
te persiguen si sos pobre,
te persiguen si fumás,
si tomás si vendés,
si fumas si compras
un pobre tonto para hacer para comer
si tomás vendés comprás fumás
y vayanse todos a la concha de su madre
y ahora que?, que nos queda?
Elección o reelección para mí es la misma mierda
Hijos de puta! en el congreso,
hijos de puta en la Rosada
y en todos los ministerios
van cayendo hijos de puta,
que te cagan a patadas...

en la selva se escuchan tiros
son las almas de los pobres,
son los gritos del latino...(x4)
ellos tienen el poder y lo van a perder...
en la selva se escuchan tiros
son las almas de los pobres,
son los gritos del latino...

jueves, 21 de junio de 2007

Kashmir - No los puedo echar sin dejar un link


A los que les haya gustado el botoncito de esta banda dinamarquesa que dejé allá al costado hasta anoche, les dejo el disco a mano, con colaboración de Bowie por alguna parte y todo. No podía simplemente cambiar el tema sin dejar rastros, porque la verdad es que tengo una debilidad por este conjunto de 11 pistas.
Es realmente un gran trabajo, se merece ser escuchado de corrido, y a todo volumen de ser posible.

No Balance Palace - Link restaurado


Este link se autodestruirá en 7 días. Si usted pertenece al mismo conjunto de personas que yo, es decir, los que nos acordamos o nos enteramos tarde de todo, lo puede pedir y me tomaré el trabajo de volvérselo a subir.

viernes, 15 de junio de 2007

En la pasarela de bochos

—¿Qué entendés por snob? —preguntó Oliveira, más interesado.
—Bueno —dijo la Maga, agachando la cabeza con el aire de quien presiente que va a decir una burrada— yo me vine en tercera clase, pero creo que si hubiera venido en segunda Luciana hubiera ido a despedirme.
—La mejor definición que he oído nunca —dijo Oliveira.


Dentro de los mandatos estéticos del estudiante de literatura hay uno que incluye volar bustos de yeso a palazos. Es de buen gusto citar a un Fulanito Menganoni que conocen cinco gatos locos y que se compró de oferta en la mesa de saldos más cercana de Corrientes, de mediano buen gusto una cita de lírica rock, un bizarrismo que tiene su parte de gesto de ay pero qué poco académico que soy en la cita de literatura pop (bueno, soy un poco culpable de eso, con mi inocultado fanatismo por la narrativa de J.K. Rowling que el lector atento y curioso (de cuya existencia por lo menos dudo) habrá notado en algún lado), por lo general acompañada de un largo tramo de justificativos, y mala palabra citar el canon, sobre todo en sus partes más populares, aquellas que una señora gorda que no tocó más de un libro cada dos años desde la secundaria, con suerte, reconoce como el canon.
Mi edición de Rayuela llegó a mi estante de abajo (recién estrenadito entonces, formación original, pena que no hubo click para la foto (aunque sí hay listas manuscritas, en algún lado)) por designio de mi abuela. Señora querible pero muy conservadora, que sabía que era un libro conocido de un autor de buena reputación, pero que se podría haber horrorizado visiblemente de darle eso de leer a una nena de 14 años si hubiese sabido lo que había adentro. (Juro que, tangencialmente, todo esto tiene que ver, paciencia). De hecho, me acuerdo de alguna mirada de leve alarma cuando notó que no estaba leyendo el libro de comienzo a final, sino que saltaba con confianza de la página cuatrocientos a la veinte sin mosquearme. Recuerdo que agarré el libraco cuando realmente sentí que no tenía nada mejor que leer, porque esperaba (uso mi definición de entonces, registrada en los nombrados inventarios) un bodrio de renombre.
Un estudiante de letras que se precie leyó y amó Rayuela. Pero si le llega el esnobismo intelectual ambiente deja que lo citen los blogs de los que llegan a la literatura desde fuera de la academia, los señaladores y las cartas de amor melosas. Él o ella va a citar autores ignotos para el común de los mortales (lo que tiene su parte loable, por supuesto, hay que difundir, el problema está en la restricción) y teóricos preferiblemente franceses. Cortázar, a los intertextos, encuéntrelo usté si tanto le gusta don, que no se lo vuá servir en bandeja. Ni le vuá recomendar que lo lea, si no lo conoce. Palazo al vacío. Y quien hable de estas cosas quedará confinado a las miradas de costado, sospechoso de asesinato, pero si esto no es actual, qué te pasa. No sólo en la ropa existen los in y los out, cool hunters encubiertos en la estética de las palabras hay unos cuantos. Basta mirar los links de un blog literario para sacar la vestimenta intelectual de quien los pone.
En alguna parte de esto prometí que iba a cerrar el sentido de la entrada, y pedí paciencia. Mis más sinceras disculpas a los que llegaron hasta acá y no comprendieron una sola palabra, o no consiguieron cerrar la coherencia laxa del fragmento en algo que parezca tener una cosa que se asemeje, en algo, al sentido.
Confío en que no serán todos.

martes, 12 de junio de 2007

Sobre las estaciones fantasma del subte A



No me gustaría pensar que soy la única loca que extraña las estaciones muertas de la línea A, reducidas a una condición utilitaria de raros depósitos y paneles de interruptores incomprensibles. Pero paso cada mañana el tramo entre Miserere y Congreso buscando los rastros de las estaciones perdidas, una a cada lado.
A la de más cerca de Once la tuvieron intacta hasta hace un parcito de años: oscura, con sus escaleras que no llevaban a ninguna parte y su boletería fantasma, pero en un buen estado que nada tenía para envidiarles a las que estaban en uso. Tal vez el polvo la mantenía bien, vaya a saber. Por un tiempo tuve la rara ilusión de que estaban por reabrirla, cuando las refacciones y las persianitas. Se me fue el alma al piso cuando vi que las persianitas eran para tapar interruptores, porque hasta entonces no podía ver la hora de poner las patitas sobre los escalones que tanto me habían intrigado siempre.
La otra la incluí por mucho tiempo en mis pesadillas antes de notar, el año pasado o el otro, que era efectivamente otra estación reutilizada, tapiada hasta unos centímetros del tope y cubierta luego hasta arriba con alambre tejido a punto grueso (en esta foto que puse eso no se ve bien). La noté mirando hacia el otro lado, por la pared opuesta azulejada que la delata, y la verifiqué luego en el resto de plataforma, viajando a propósito en el primer vagón para verla. A veces, muy de tanto en tanto, prenden las luces (tubos) adentro, y entonces se llegan a ver los azulejos amarilentos adentro, la forma de donde termina el pasillo y se va hacia donde estuvo la boletería, la escalera fantasma que tiene su baranda de hierro forjado correspondiente pero que arriba no conduce a ninguna puerta visible, a lo sumo un chapón que se me habrá escapado.

En todo caso siguen ahí, lugares que pierden su misterio en la certeza del contacto humano que enmohece las leyendas de ciudad y las llena siempre de agujeros.
Según Santa Wikipedia, origen de una de las fotos porque a esa hora de la mañana y en semejante estado de sardinización no se me viene la veta fotográfica (la otra delata su fuente solita), las estaciones tuvieron nombres. La cerrada hace más tiempo es Pasco Sur,y la otra lleva el (originalísimo) nombre de Alberti Norte. Las cerraron en el 51 por las razones prácticas arriba sospechadas.

sábado, 2 de junio de 2007

El olor de las fieras, agazapado tras unos papeles viejos

No hace falta ser lector de Proust y de las teorías evolucionistas más locas para que los perfumes y la memoria se liguen. Aunque parezca imposible acordarse (o que te acuerden) del franchute cuando haga falta, muy bien, casillero dos, firma al final del formulario. Quien se haya dado una vuelta por acá se dará cuenta de que las teorizaciones sesudas basadas en los ecos de los ecos de los ecos de los humanos que escribieron y pensaron y amaron antes que yo, en escritos de entrecasa como los que acá me entretienen, me tienen bien sin cuidado. Los nombraré cuando me vengan al caso, cuando me sienta con ganas de citar, no cuando convenga.
No me habría hecho falta conocer lo que otros digan sobre olores, para sentir la necesidad imperiosa de abrir un frasquito de perfume en gel, darle una olisqueadita de tanto en tanto, y hacer volver una noche en una parada de bondi con frío y polera perfumadita hasta la nariz, el peso irrisorio del violincito en su estuche a la espalda, la sensación de que nunca había sido tan feliz como entonces, pero.
Es un frasco muy chiquito, me lo compré casi específicamente para eso cuando supe que el perfume se dejaba de hacer, y ni se me ocurriría usarlo. Primero, por la misma razón por la que compré el frasco para la cartera de la dama, gel con sistema roll-on, 10 ml de nada: lo mismo que a mí me trae buenas memorias puede no traerlas tan buenas para gente que veo todo el tiempo, y que pasó de robármelo cuando lo usaba a odiarlo, con el tiempo. Porque los perfumes cargan con ellos las dichas y culpas de quienes los llevan puestos.
Aparte, como he dicho, el perfume no se fabrica más, y no creo que me pudiese resignar tan fácil a terminarme la última botellita a la que probablemente tenga acceso.
Así que simplemente lo encuentro, lo huelo, y lo guardo por cualquier parte (alguna vez tendré que decir algo sobre mi necesidad práctica pero obsesiva de tener siempre las cosas más o menos en el mismo lugar), por ejemplo en uno de los innúmeros cajones de mi cuarto, porque es chiquito y así después, casi inmediatamente después, me olvido del asunto y puedo volver a encontrarlo cuando no se lo llama, abrir la tapita de plástico dorado que corona de la forma más berreta la opalina que contiene el gel blancuzco, levemente irisado, y entonces acordarme de noches de invierno, de aquel período en el que tenía "por favor no me pellizquen" de nickname por todas partes, del minuto antes de que todo volviese a demostrar ser hermosamente cíclico, espiral en la que nada pasa dos veces pero aún así siempre volvemos al reflejo, y es bueno mirarse en el espejo de tanto en tanto.
Cuando empecé esta entrada sobre el frasco de perfume pensé en sacarle una foto. Quedan tan bonitas las fotos en los blogs. Pero después descarté la idea: lo que importa no es el frasco, que no puede ser más antipático, lo que sí importa es el olor. Pero olores y texturas son las cosas que este medio nos niega. No puedo escanear el perfume. Como no puedo escanear el olor particular de algunos libros. Tengo uno que compré hace diez años en Barnes & Noble, una sucursalde Indianápolis que tenía un café que desmentía la mala fama de los cafés norteamericanos: perfumado, espeso, llegaba a llenar la librería, inmensa con ganas, de un tufillo delicioso a café. Uno podía agarrar los libros, llevárselos al café y hojearlos con calma, práctica que a mí me resultaba totalmente nueva, El Ateneo de Santa Fé no existía, ni el Distal de Florida, ni tantos otros que fueron copiando la idea después. Pues bien, mi colección de Sherlock Holmes comprada en esa librería todavía, diez años después, sigue teniendo el olorcito ese raro que tienen las ediciones americanas y algunas inglesas, no sé si por el tipo de papel o de tinta, mezclado con un dejo de olor a café. El mismo olor de la librería aquella.
Y después hay quien dice que no hay diferencia entre leer de la máquina con un monitor decente y de un libro.
En todo caso, el post va sin imagen. Si conocieron alguna vez un perfume de Avon que se llamó Dreamlife y que duró, como quien dice y para seguir con las analogías olorosas, menos que pedo en botella, recuérdenlo ->aquí<-