jueves, 16 de agosto de 2007

Be to her virtues very kind. Be to her faults a little blind.



"Thermidor, ¿a qué les suena? ¿Les suena a algo, aparte del vino"
(Frase de profesor en primer práctico, grado de desesperación medido en escala de Richter: 3)


Lo mismo que a Mariano, Literatura del Siglo XIX me amaneció con un (saludable) baldazo de revolución francesa fría por la cabeza. Baldazo que en un beneficio totalmente lateral me dio ganas de releer esta perlita de Sandman, de Neil Gaiman, ubicada por aquellos días, allá cerquita de ese nueve de Thermidor del que entre otras cosas se habló hoy.
El que tenga ganas de acompañarme en la relectura, haciendo click en la imagen del post pueden leerlo de la máquina. En colección de archivos de imagen y en inglés, pero bueno, es lo que hay.

3 comentarios:

ajsoifer dijo...

En la dicotomía estética, siempre, toda la vida, me quedo con Preacher antes que con Sandman.

Anónimo dijo...

Gracias por compartir Thermidor. Leí poco y nada de Sandman (el primer arco de 7 números, una historia sobre las Mil y una noches), así que no desprecié la oportunidad. Saludos

Fernando Bogado dijo...

Mi muy querida Guadalupe: antes que nada, muchas gracias por incluírme en la lista de vínculos que acompañan el clásico sector derecho de todo blog, favor que será retribuído no solamente por una obligación que linda con el más claro "potlatch" batailleano, sino también porque su prosa me ha resultado particularmente encantadora.

Ahora, remitiéndome al específico tema de este blog, disiento con el Rufián Melancólico, compañero furtivo de alguna que otra materia y acompañante público de ese casi anónimo turista porteño en terruños cuyanos en que me he convertido: creo que Preacher y Sandman son dos historietas radicalmente diferentes , casi diría en la misma línea en que se oponen Boedo y Florida, respectivamente. Ennis, en uno de los prólogos a los TP de Pracher, señala que la serie era la alternativa a la onda-Gaiman que prosperaba en las primeras historietas de Vertigo. A lo que voy: me quedo con ambas, siempre, toda la vida, aunque "siempre" termine inclinándome más por el lado de Death of the Endless antes que por Tulip, por mucho que me duela.

También pensé en Thermidor cuando don Jerónimo Ledesma preguntó que nos recordaba ese nombre. Y yo: viendo en mi mente a Lady Johanna Constantine escupiendo la cabeza de Orfeo cuando la detienen los "ciudadanos"; o la cara de Robespierre con la venda alrededor de su mandíbula, su expresión a la hora de desprenderse del cuerpo gracias a la voluntad de la snta guillotina.

Perdón por la longitud del post, pero bue´, me cuesta ser sintético.

Saludos, nos vemos en la clase.

febo.