lunes, 12 de octubre de 2009

Sobrecarga de ornatos dorados

Tengo que confesarlo: me moría de ganas de tener un librito de estos.


Tardé en decidirme: no quería comprarme una traducción de algo que pudiese leer en lengua original, ni me decidía con gastar en algo que ya hubiera leído. Y en casi todas las mesas de saldos en las que encontré la colección, eso pasaba con todos los títulos relativamente interesantes.


Además, claro, de que subieron de precio alrededor de un 50% desde que los mandaron a saldos, vaya uno a saber por qué.


Hubiera querido que alguien me regalara uno de estos para mi cumpleaños, o para mi recibida. Siempre alenté la esperanza de que alguno se apareciera con los dos tomos de Fortunata y Jacinta en esta colección tan exquisitamente kitsch. Pero por alguna razón que desconozco se ve que soy un tanto intimidante como destinataria de regalos: son muy poquitos los que toman en cuenta su sentido del humor a la hora de comprarme algo.


Hoy, entonces, en el Parque Rivadavia, me decidí por este, . No circulan muchas traducciones de ese texto, que yo sepa, y Pushkin me gusta mucho.


Aparte, la escenita elegida para la tapa es impagable. ¿Alguno sabe qué es?

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