domingo, 29 de marzo de 2009

Anecdotario Bafici

Era viernes, noche de Bafici en el cine Atlas Santa Fe. La película polaca que había elegido mi hermana acababa de terminar, así que ella, Diana y yo salimos del cine rodeadas por una pequeña manada de público. Comentamos un poco lo que acabábamos de ver, Cztery noce z Anna de Jerzy Skolimowski: buena fotografía, excelente dirección, actuación decente, muy buen guión, más deprimente que "Cuando comenzamos a nacer" de Sui Generis en una tarde lluviosa, a los catorce años y después de una desilusión grande. 
Despedimos el tema rápido, más bien por necesidad, y para cuando encaramos hacia Rodríguez Peña para tomar el colectivo ya habíamos desviado la conversación hacia una benéfica cháchara cotidiana sobre conocidos. 
Adelante de nosotras, en la parada del 124, quedaron un par de nuestros compañeros ocasionales de película. Qué cara de Puán que tiene el tipo de adelante de todo, pensé. Uno de esos especímenes del género masculino que me pueden gustar a mí sola, agregué enseguida. Y me di vuelta para discutir el programa Bafici con Mariel y Diana. 
Llegó el colectivo, bastante vacío, las chicas ocuparon un asiento de dos, quedaba uno libre. Al lado de él, claro. 
Veinte minutos de viaje, y apenas nos miramos de frente una vez, un poco incómodos, un poco divertidos. En Parque Centenario se bajó él, una parada más tarde nosotras.
Al mediodía siguiente, mucho calor y mucho cansancio encima, yo bajaba las escaleras centrales de Puán con la gente de la cátedra para tomar algo y ver en qué habían quedado las comisiones de prácticos. Él venía subiendo. Nunca sabré cómo se supone que se mire a un desconocido reconocido. Creo que en ese momento opté por un gesto muy mío, levantar las cejas y sonreírle por un momento. Él me devolvió la mirada de reconocimiento con un poco de sorpresa (creo que yo no tengo mucha cara de Puán que digamos), y seguimos nuestros respectivos caminos hacia no cruzar dos palabras nunca.

jueves, 26 de marzo de 2009

Ortografía o la grafía del ... - Segunda entrega

(La primera, acá)



¡Ah, qué sería de nuestras tristes vidas frente a la pantalla de Word sin el corrector ortográfico para aliviarnos los nervios con estas sugerencias delirantes! 

miércoles, 25 de marzo de 2009

Anoche

Ese eco raro de un recuerdo bueno que provocan las grabaciones de recitales que los que pudieron pasar una cámara y se tomaron el trabajo suben masivamente a youtube al día siguiente.

domingo, 22 de marzo de 2009

Máscara de luna, esa puerta no debiste abrir

Es la primera vez en muchos años que voy al cine a ver una película doblada. La última fue Los Increíbles, y mi excusa entonces, nada menor, era que tenía un pase 2x1 y tanto yo como la amiga que se prendió estábamos algo cortas de metálico. Y aparte siempre es ligeramente menos grave con las películas animadas, adonde al menos uno no siente tan fuerte la disociación entre la cara que ve y la voz que escucha. 
Esta vuelta, la excusa para ir al cine a ver una película que no se estrenó subtitulada en absoluto fue que era la única posibilidad de verla en 3d. Y Coraline parecía merecer no perderse ese pequeño gran detalle.


Sobre la película en sí: tal como me lo habían anticipado y como se podía imaginar, argumentalmente no es (y vaya que queda para esta película la frase) nada del otro mundo. Por todas partes leí que la relacionaron con El Viaje de Chihiro, pero a mi entender hay una cadena mucho más obvia de parentescos que no incluye a esa hermosa película de Miyasaki, a la que no, no le pisa los talones, pese a todo. Hay una diferencia argumental que a mi entender la convierte en algo completamente distinto: Chihiro no tiene que reconciliar su imaginación con su realidad, sino simplemente arreglar el embrollo que se arma por la irresponsabilidad, altanería e inmadurez de sus padres. La realidad no luce mejor cuando sale del otro mundo: no se domestica la visión infantil para que comprenda a sus mayores y quede claro que "hay que portarse bien". Los padres que sólo pueden pensar en tener y en gastar dinero siguen pareciendo tanto o más estúpidos a la salida del otro mundo, nada de lo que pasa es culpa de la nena. Uno no puede evitar darle al menos un poco la razón a Yubaba que había convertido a los viejos en cerdos.
La trama de Coraline es una reformulación de otra idea anterior de Gaiman, pensada especialmente para cine. Una película en muchos sentidos mejor, y que recibió menos atención de la que se merecía: MirrorMask, de 2005. Las dos presentan el mismo conflicto niña-peleada-con-su-realidad / escape hacia la imaginación con pelea con los padres / lucha por salvar su realidad en su propio mundo de fantasía que se vuelve contra ella, regido por un alter-ego maligno de la madre / reconciliación con la realidad, ligeramente mejorada. Hasta se repiten los elementos circenses, el personaje del acróbata, el mundo que se deshace y en cierta manera la relevancia de los gatos.
A su vez, MirrorMask fue hecha a pedido de la productora Jim Henson como una Laberinto pero con un quinto del presupuesto (no exagero, el único dato que aproximo por falla de memoria es la fracción, puede que haya sido un décimo) y recurso a la animación digital. Y si se fijan, de vuelta, la estructura es muy parecida: chica descontenta con su familia que se refugia en la imaginación / imaginación que se vuelve mundo hostil y pone en peligro a su familia (acá, el bebé) / reconciliación con el mundo real. Si seguimos para atrás está Lewis Carroll, claro. Lo de seguir a un animalito por un túnel y lo de ver la otra realidad a través del espejo son citas, vamos.
Lo que presenta entonces Coraline a nivel narrativo es una trama sin sorpresas. Todo es como uno supone que tiene que ser en el momento en el que tiene que serlo. Y punto. Si fuese un dibujito animado lo pasarían los sábados a las cuatro de la tarde en Cartoon Network un mes al año.


La gracia de Coraline, lo que en cierta medida todos los adultos que pagamos por verla fuimos a ver, es la belleza de un largometraje hecho en stop-motion por gente que sabe hacerlo bien. Es que ver algo hecho con esa técnica siempre da un poco una sensación de estar en un espectáculo de ilusionismo: uno se pregunta cómo habrán hecho esto o aquello que quedó tan bonito y tan bien. Y lo cierto es que sí, es un film visualmente muy bonito, tal vez más logrado que El extraño mundo de Jack y que Corpse Bride. Y sí, paga los seis mangos de más de ir al Cinemark de Palermo y ponerse los anteojitos de mosca.


viernes, 20 de marzo de 2009

Kung-Fu Vamps setentosos

Acabo de enterarme de la existencia de esta película de la Hammer Films.





Quiero conseguirla ya, promete ser una de las experiencias más bizarras de mi joven existencia.

martes, 17 de marzo de 2009

¿Qué fue antes, Cristófalo o la gallina?

Así empieza, textual (juro), el informe de la última reunión de la Junta Departamental de Letras que mandó la agrupación EnActo:


La reunión está precedida por el Prof. Américo Cristófalo a pesar de que Panesi continúa siendo Director hasta la designación del nuevo Director.

¿No notan que algo anda mal? Lean bien, no se confíen a las leyes de percepción gestálticas.


Hay unos cuantos más, como podrán imaginarse por la muestra, en el resto del documento. También hay una nota entre paréntesis dirigida a un supuesto editor que, en teoría, estaba para recortar lo que "no debería figurar en un informe público" (sic), y que obviamente nunca le puso un ojo encima al documento.


sábado, 14 de marzo de 2009

Mirá lo que encontré


Se me vienen varias imágenes a la cabeza. Algunas de mi hermana, que fue quien compró este cassette a principios de los 90. Tal vez la más tierna del montón sea la de ella enseñándome con toda la paciencia del mundo acordes básicos en la guitarra, mediante canciones de Roxette. De este album, me acuerdo de lo difícil que podía resultarme a los 12 "Watercolours in the rain", aún con la guitarra criolla para liliputienses que ella me prestaba.
Otras tienen que ver con el formato. Recuerdos de mi escuela secundaria, a fines de la década, cuando todavía la forma más extendida de música portátil era el walkman. Como las pilas eran caras teníamos en el curso a una rebobinadora profesional: mi amiga Angie, que parecía encontrar particularmente descargante ocupar la mano en rebobinar o avanzar cassettes con una birome bic. Yo no podía, siempre trababa las cintas, no pregunten cómo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

como quien oye llover



uno, dos, tres acordes
húmedos de lluvia
sobre mi frente cansada

en tierra de dragones y ciervos blancos
en territorios anegados de viejas historias
puede que alguien me sueñe

una versión de mí, mi claro doble
tendida sobre la verde, frágil eternidad
de unos cuantos tréboles

cuatro, cinco, seis miles
de gotas acarician con sus dedos
pálidos esta mi ventana

que nunca existirá

sábado, 7 de marzo de 2009

Lecturas de infancia


Más polvo levantado por la monografía de Vedda

Dejame entrar


¿Se acuerdan de
esta película de vampiros que comenté hace un tiempito? Bien, mientras no sale el devedé acá está para ver online. Pena lo pixelado, pero todo no se puede.

Si en un momento dado llega a cortarse, hay que cerrar el explorador, reconectar y volver al punto de la película en el que se quedaron.

(Gracias Andrea por el link)

jueves, 5 de marzo de 2009

Lúcido

(Post pendiente desde el viernes)


(La imagen pertenece a una puesta anterior, con otra escenografía)

Ya había visto, el año pasado, Acassuso y Destino de dos cosas o de tres de Spregelburd. La primera me había gustado mucho. La segunda más o menos, pero para ser una obra de juventud no estaba nada mal. Así que las expectativas para Lúcido eran bastante altas.
Tiene en común con Acassuso la parodia grotesca de las pequeñas infamias de la clase media porteña/bonaerense, entre las que se destacan la estética noventosa del escenario y vestuarios (subrayada, en Lúcido, por el mito del Olimpo-Miami), y la sobrecomplicación cada vez que hace falta contar dinero. Como recursos formales y discursivos, también están la ruptura de la continuidad temporal y la disociación que parece haber entre diversos discursos sobre un mismo acontecimiento, marcada por el egoísmo y la mala voluntad. El efecto de irrealidad es, si se quiere, mayor. 
Todo contribuye a una caricatura pesadillesca sin salida, en la que sería imposible definir cuál de las realidades alternativas que se presentan es preferible. Los deseos de la clase media están, claro, condenados a la torpeza y al fracaso.
La puesta en sí es muy buena también. Las actuaciones están muy bien, mantienen ese verosímil frágil que cuadra muy bien con la problematización de lo real que marca la obra. Y por lo que ví me gusta más la escenografía más fragmentaria, en cierto sentido caótica que pusieron ahora que la que se ve en las fotos.
Como recomendaciones, eso sí: 
- Si sus humores son un tanto sensibles a la influencia de la experiencia estética, es una obra un poco deprimente. No es para llevar a un recién separado a que se despeje, digamos.
- ¿Andamio 90 cambió los bancos o simplemente siempre fueron tan espantosamente incómodos y yo no lo había notado?

domingo, 1 de marzo de 2009

Para cantar mientras se camina entre vidrios rotos

Una melodía simple, un tanto ochentosa, que me estuvo dando vueltas en la cabeza ayer y que ayudó a la hora de reelaborar un pequeño lío mental.


Cambio de reproductor, por cierto.