domingo, 16 de noviembre de 2008

Archivo

Una cuota de azar me dejó en una carpeta de escritos que copié alguna vez a esta máquina cuando salvé archivos del disco rígido de mi vieja 486. Lo que sigue son algunos de los espectros que salieron de esa cripta.
El más nuevo de estos poemas tiene al menos dos años. El más viejo, no sé, tal vez unos cinco. Ninguno de ellos es muy alegre que digamos.


Dame la mano.

Hace frío y llueve, ¿sabés?, no tengo más que esta mano.

Hay puentes que cuelgan solemnemente del vacío,

bien sujetos del predicado. No los mires, dame la mano.

Hay una ausencia ladrando su advertencia de cancerbero. No la mires, y dame la mano.

Que no te confundan las cicatrices que me han tallado las gitanas.

Soy el vacío concentrado en una mano. Y tengo frío.

Dame la mano. Dámela apenas porque es la única estrategia

para no disolverme y ser ojos y ser tiempo y ser eco de mí misma.

No me dejes ser yo

cuando me miro en el fondo de los espejos.


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Nocturno con ruidos


Las ratas.

Son las ratas.

Las ratas y sus ojitos lastimosos.

Las ratas de dientes cansados.

Rascan la puerta, ratas.

Andan por los techos, tan ratas.

Hay sonido de patitas en las alacenas del hambre.

Ratas. Ratas por todas partes.

Ratas haciendo equilibrio en el borde de la copa que contiene todos los infiernos.

Ratas cubriendo la luz que queda.

Ratas trepándose al sol, que hiede a inmensa rata quemada y no brilla.

Yo, apenas insecto,

no tengo párpados que cerrar,

ínfima e infinita en una esquina

de una casa con ratas,

muchas, muchísimas ratas.

Están mirándome con sus ojos chiquitos,

con sus pupilitas rojas de rata.

Se comieron la claridad, y no puedo moverme.


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La bruja



Suelta entre las nubes y el piso

leoneo desdentadamente entre dementes

tanteando los bordes de los rostros, buscando mis rasgos

por los estantes en que se venden los que juran no tener precio,

gata gris curiosa e inofensiva.

Rasguño estandartes rotosos escondidos en rincones

roñosos en donde raras veces alguien revisa,

ronroneo entre rituales en los que ya no recuerdo cómo


siempre al alcance de alguna mano

que se empeña en no pasarme por el lomo


1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigo, sigo =P

La 1º...me trajo una frase, nuevamente4 esa frase q tanto vengo recordando últimamente x diversos motivos...
Es el comienzo de una canción, de una banda a la q no te vería escuchando, je...La Polla Records.
Así es como empieza: "Me he mirado en el espejo y no me he reconocido en el extraño q se ve tras el cristal..."
La última frase de tu poema me recordó a la 1º de la canción.

Y había otra, pero ésta no creo q tenga tanto q ver...o sea, me trajo a la memoria un tema q hace rato largo q no escucho. Oh casualidad un tema de la misma banda (La Polla). La canción se llama "Muy Punk", y una de las frases es la siguiente: "Punky de postal, punk de escaparate.
Moda punk en Galerías ¡Muy punk!"
Fue una oración de tu último poema q me recordó eso ("por los estantes en que se venden los que juran no tener precio")

Me gusta lo q escribís (o escribías, jaja)
Beso!