viernes, 19 de diciembre de 2008

Aire

Se me ocurren dos analogías parecidas, las dos ligadas a los medios de transporte: lo que se siente en el momento en el que un avión después de carretear un rato finalmente se desprende del suelo, o cuando luego de pasar en auto por un túnel o de una calle muy angosta y edificada se sale de golpe a toda velocidad a un espacio muy abierto, la 9 de Julio por ejemplo. El movimiento sigue, pero está de todas formas el vértigo repentino provocado por la vibración que desaparece, o por la luz repentina y el ruido que de repente tiene un espacio mayor para perderse y mezclarse promiscuo con otros ruidos.
Hoy, el día después de mi último final presencial, miraba a la mañana (antes de salir a mi último día de trabajo de este año) mi estante de abajo tratando de elegir el primero de los libros que voy a leer en estas breves vacaciones que me voy a tomar hasta enero. La decisión de no tocar nada de bibliografía relacionada con las cuatro monografías que debo y que planeo tratar de escribir este verano (la de Siglo XIX, sobre Dickens, la del seminario de Cerrato sobre Beckett, la del de Vedda del cuatrimestre pasado, sobre Bram Stoker y Anne Rice, y la del de Artal sobre Chrétien de Troyes) limitaba bastante las opciones y a la vez las abría. Las dos semanas de vacaciones significan no tener que sentirme culpable por leer algo porque nada más se me da la regalada gana. No tener que leer con el límite de bueno, una hora más y me pongo con el apunte de Bowra sobre el ideal estoico en Virgilio, por ejemplo. Un poco por azar (había quedado separado del resto, no recuerdo por qué) fue a parar a mi morral el Libro de Apolonio. Tengo buenas chances de terminarlo entre hoy y mañana, para volver a repetir la escena de disponer de los pocos días que tengo para leer bibliografía no inmediatamente necesaria.
Valga este post mediocre a modo de ejercicio para desherrumbrar un poco las manos, demasiado entumecidas de lenguaje académico, antes de retomar de una buena vez la escritura de ficción, como se debe.


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