lunes, 9 de febrero de 2009

Nota Post-it

En mi opinión el momento más ridículo e inquietante de Dracula, un núcleo de monstruosidad completamente siniestra, es la primera cena de Harker en el castillo. El inglés ultrapuntilloso con sus notas señala, al mejor estilo mesa de Mirtha Legrand, que el conde le sirvió "roasted chicken". Y que tiene que haberlo preparado él mismo, porque inexplicablemente en siglos de vampirismo no consiguió la compañía sino de tres mujeres francamente inútiles que no le sacan el polvo ni a sus propios cuartos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy planamente de acuerdo con esto. Siempre tuve la impresiñon que toda la parte de Harker en el castillo era la mas lograda. Y si... vampiras inutiles.
Besos de ausencia cumplañera... ya te recompesaré