viernes, 12 de septiembre de 2008

Eso también existió


Sé que hice una selección conciente en algún momento, tomar a lo Noé un animal de cada especie para tirar el resto al diluvio del tiempo sin mucha culpa. Porque nunca tiro nada escrito que no sea una boleta, volante o un ticket sin un dejito de culpa. Menos, caso raro, si se trata de papeles manuscritos. Menos si tienen algo que ver con la historia personal.

Lo que no sabría decir es en qué momento la hice. Eso se me escapa, no tengo memoria exacta de haber embolsado todo esto. Ese gesto tengo que contarlo entre los huecos, las horas que vivimos de menos, las que no restamos del todo de la suma final de nuestros días nada más que porque dejan un resto, una certeza sin fundamentos ciertos y restos materiales que nos dicen que eso también existió.

Como el momento incierto en el que escribí mi nombre en la tapa de un cuaderno de secundario.

Como cuando hice esa tarea de italiano, como ese idioma que leo y escucho sin mayores problemas pero que soy completamente incapaz de hablar.

Así que he aquí otro esqueleto de este arcón, más personal, menos bonito que el primero: fotos, carpetas de Lengua, uno de esos cuadernos que yo usaba para casi todo, algunos cuadernos de la primaria, una carpeta de plástica, un carpetón de jardín, en suma un caos que resume catorce años de vida escolar a dos bolsones polvorientos hechos para abrirse muy poco.








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